Por Raúl Hernández Moreno
Este día se publicó en el Periódico Oficial del Estado el informe de la situación de deuda pública directa e indirecta del Municipio de Nuevo Laredo, del segundo trimestre del ejercicio 2018.
De una deuda original de 1,373 millones de pesos 408 mil 536 pesos con 23 centavos, el Ayuntamiento ha cubierto el 40.34 por ciento y de adeudan 819 millones 438 mil 262 pesos con 20 centavos, el 59.66 por ciento.
Estos créditos fueron contratados con tasas de interés que van de 8.5 a 10.3 por ciento anual.
Estas deudas corresponden a seis créditos contratados dos con el Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos por un monto de 172 millones, 530 mil 662 pesos y 23 centavos y cuatro con el Banco para el Desarrollo del Norte (NadBank), por mil 200 millones 839 mil 874 pesos.
Los dos créditos con Banobras estarán liquidados en el 2024, en tanto que los del NadBank tienen fechas de vencimiento en el 2028, 2029 y 2032.
Con los créditos se pavimentaron calles, se amplió la red de drenaje pluvial y se realizaron obras viales.
En los últimos años se han cubierto 554 millones de pesos de capital, más intereses. Cada año se invierten alrededor de 200 millones de pesos, en el pago de capital e intereses.
En la medida en que se reduce la deuda, se fortalece el Ayuntamiento como órgano financiero.
Lo importante es que la administración de Enrique Rivas además de cubrir los adeudos, no ha contratado nuevos créditos y eso habla de un gobierno con finanzas sanas y una administración responsable que se ajusta a sus ingresos y no a los de futuras generaciones.
El pago de la deuda pública representa un porcentaje mínimo en un presupuesto que este año es de 2,863 millones de pesos, pero de todos modos representa una tajada del pastel importante, pues si no existiera con esos 218 millones 756 mil pesos que se están aplicando este año se podría hacer bastante obra pública o se podría invertir en obra social.
En fin, la deuda existe y se tiene que actuar con responsabilidad, cubriendo los pagos correspondientes.
Mientras tanto, estamos a tres semanas y días de que arranque el proceso electoral 2018-2019 y el PRI sigue sin definir a su dirigente estatal, aunque todo apunta a que César García Coronado logre alzarse con la designación.
El ex gobernador Egidio Torre Cantú insiste en controlar al partido y busca imponer a Alejandro Etienne Llano y ante la sumisión con que suelen actuar los priistas, no sería raro que se salga con la suya, lo que contribuiría a que el PRI se siga hundiendo en Tamaulipas.
El PRI tiene la oportunidad de dar un golpe de timón y hacer lo que ningún partido hace: democratizarse y hacerlo de manera masiva, no a través de un grupo minoritario, como lo ha hecho siempre.
Si el PRI se democratiza podría resurgir, pero si insiste en una democracia dirigida, simulada, de a mentiritas, será difícil salir del hoyo en que se encuentra.