ESPECIAL / LA RED DE ALTAMIRA
NOTRE DAME.- Casi dos semanas después del incendio de la catedral de Notre Dame, que conmocionó a Francia y al mundo, la ola de solidaridad y la polémica siguen creciendo cada día, mientras el gobierno se dispone a presentar un controvertido proyecto de ley para restaurarla en cinco años.
El texto, que será presentado ante los diputados a principios de mayo, preocupa porque introduce una serie de derogaciones inéditas de las obligaciones en materia de mercados públicos y de protección del patrimonio para agilizarla ejecución de las obras.
El objetivo: que la catedral, que perdió parte de su techo y su emblemática aguja, esté como nueva para 2024, plazo fijado por el presidente Emmanuel Macron, y año en el que París acogerá los Juegos Olímpicos.
Mientras tanto, decenas de obreros se apresuran desde hace unos días a cubrir la catedral para protegerla de la lluvia y las filtraciones de agua que podrían dañar al edificio y las obras de arte todavía presentes en el interior.
Esta cobertura sólo sería temporal. En las próximas semanas se desplegará un inmenso paraguas, más resistente, que se mantendría mientras duren las obras de reconstrucción de la catedral gótica de más de 850 años de antigüedad.
Varias pinturas que estaban expuestas en la nave de la catedral, y que no resultaron dañadas por el incendio, han sido trasladadas al Museo del Louvre, donde permanecerán durante la restauración de la catedral.
Arquitectos y expertos multiplican las visitas y reuniones técnicas para examinar la estructura. Uno de ellos, el profesor Paolo Vannucci, aseguró el jueves que la resistencia de la estructura ante vientos violentos se ha reducido desde el incendio.
Se ha medido una disminución de 60 por ciento de la resistencia al viento. La estructura ha cambiado. Una parte de ésta ya no existe, el techo ha desaparecido, así como parte de la bóveda (…) dijo este profesor de mecánica de la Universidad de Versalles, cerca de París.