Javier Claudio / LA RED DE ALTAMIRA
NUEVO LAREDO.- A más de un año de la pandemia por el Covid-19, los estragos a los sistemas de salud tienen una presentación consecuente derivada del confinamiento, como son trastornos del sueño, ansiedad, atrofia muscular, afectación de vitamina D y alteración del orden alimenticio.
El doctor Arturo de la Garza Yarengg, especialista en medicina general, resumió que a la par sobre el número de consulta sobre casos de Covid-19, las afectaciones se han acentuado como enfermedades alternas que son tratadas por médicos.
“Ese temor al virus, sumado a los meses de encierro que llevamos y a nuestras preocupaciones habituales, hacen que, en ocasiones, por la noche nuestros temores se exacerben y sintamos algo muy cercano al pavor”, declaró.
La combinación de todo eso en un explosivo cóctel que impide dormir correctamente. A eso se suma que no hacemos ejercicio, lo que repercute para que nuestro sueño sea menos profundo, comentó.
Expuso como ejemplo el padecimiento de “atrofia”, cuyo término quizá resulte excesivo, pero la falta de ejercicio continuada, indudablemente afecta a nuestras articulaciones y al sistema muscular, que se van a ver resentidos por la falta de movimiento, por las posturas inadecuadas si estamos teletrabajando en casa, por no caminar lo suficiente o no estirar los músculos adecuadamente.
Citó el médico que la falta de vitamina D es otra consecuencia del confinamiento derivado de la ausencia de las “tomas de sol”, al considerar que el tomar el sol no solo es placentero, también es necesario, al ser vital para que nuestro cuerpo fabrique vitamina D.
“Es cierto que algunos alimentos nos la proporcionan (el hígado, los huevos, los pescados azules), pero los rayos ultravioletas (UVB) del sol también son una enorme fuente de producción de este micronutriente, esencial para que el intestino absorba el calcio, lo deposite en los huesos y no lo acabemos excretando con la orina”, comentó De la Garza Escobar.
Advirtió que durante el encierro se están dando tres circunstancias que, combinadas, van a terminar pasando factura a nuestro peso: estrés, sedentarismo y descontrol horario. La acción de esos tres factores nos va a hacer engordar hasta cuatro kilos de media, calculan los especialistas.
Al estrés y el sedentarismo impuesto por el confinamiento se suma lo que los especialistas denominan como un descontrol exacerbado en los horarios de comidas, puntualizó.