POR REYES BARRRON
Con los ataques, insultos, señalamientos, desacreditaciones, misoginísimo, misadría, odio, desinformación, discursos de odio, burlas, amenazas, incapacidad, desde el histórico Palacio Nacional, han dado como resultado en riesgoso y peligroso enfrentamiento entre mexicanos.
Es complicado asimilar que exista un plan manifiesto para destruir al país. Yo mismo me resisto a pensar que hubiera una mente macabra con tal propósito (vaya que se equivocó Peña Nieto cuando dijo que el Presidente no se levanta pensando como chi… al país ese día). Pero a base de golpes y hechos estoy ya convencido de que efectivamente así sucede y que la responsabilidad directa le corresponde a quien hoy ocupa la titularidad del Poder Ejecutivo Federal. Es en ese contexto que se explica por qué el resultado del mal manejo una pandemia (que trajo consigo una ola de muertes y destrucción económica) “le vino a caer como anillo al dedo “
La posibilidad de que el gobierno actual se dé cuenta de la estela de destrucción que está dejando y el error que eso constituye y que por lo mismo cambie de parecer y enmiende el camino es ya algo del pasado. Y no cambiarán porque ya nos dejaron ver que no es un accidente lo que han venido haciendo, sino su muy manifiesta decisión de derribar todo lo que esté a su paso o frente a ellos. Surgen entonces varias preguntas a partir de esa conclusión. Desde cómo llegamos a esta situación, y sobre todo cómo vamos a salir de la misma lo menos dañados posible.
Pero debemos dejar algo muy claro: el ganar una elección no autoriza a que el triunfador en cualquier puesto se pueda despachar de las atribuciones respectivas en forma libertina. Eso de ninguna forma es parte del sistema democrático consagrado en nuestro debilitado, marco constitucional. Expreso esto porque a lo largo de los meses, desde julio de 2018, nos hemos topado con muchos que ante la crítica de lo que hace o deja de hacer la 4T la respuesta de regreso suele ser “pues ganen una elección y decidan”. La expresión sería meritoria y propia del balance democrático electoral, de no ser por un pequeño detalle, que el gobierno en turno no se ha caracterizado por ser uno que respete la ley y que tome decisiones para salvaguardar el Estado de Derecho. Todo lo contrario como todos sabemos, y ellos también. Por eso no les sale el argumento de que un triunfo electoral les conceda una libertad para incluso arrasar con todo en el país. Ese no fue el mandato ni las premisas con las que se engañó al electorado.