ESPECIAL / LA RED DE ALTAMIRA
TECNOLOGÍA.- La tensión es máxima: a unos 300 millones de kilómetros de distancia de la Tierra el módulo de aterrizaje MASCOT viaja a bordo de la sonda japonesa Hayabusa2, que alcanzará el miércoles el asteroide Ryugu tras cuatro años de viaje por el espacio.
El objetivo es descubrir el origen del Sistema Solar.
Los asteroides como Ryugu, que lleva el nombre de un palacio subacuático de la mitología japonesa, son pedazos de roca que viajan alrededor del Sol y están considerados como restos de los orígenes del Sistema Solar.
Hayabusa2 medirá primero el asteroide, al que el investigador Ralf Jaumann, del Centro Alemán de Aeronáutica y Astronáutica (DLR), se refirió como un “objeto primitivo”.
El DLR desarrolló MASCOT junto a la agencia espacial francesa CNES.
El lunes publicaron unas imágenes en las que se ve a Ryugu a solo 40 kilómetros de distancia.
El asteroide tiene forma de rombo y no redonda, como se creía hasta ahora. Se ven también cráteres y protuberancias, escribió el gestor del proyecto, Yuichi Tsuda.
“Esta forma es científicamente sorprendente y nos presenta algunos desafíos técnicos”, dijo.
Ahora están buscando un lugar de aterrizaje adecuado para MASCOT, que mide lo mismo que una caja de zapatos.
La sonda se acercará tanto al cuerpo celeste que podrá aspirar parte del material que sobrevuela la superficie del asteroide y lo traerá de vuelta a la Tierra en 2020.
MASCOT (Mobile Asteroid Surface Scout), por el contrario, caerá desde una altura de 100 metros sobre la superficie y se quedará allí. El dispositivo de diez kilos estará controlado por el Mascot Control Center del DLR en Colonia.
“Con la misión estudiamos material original e inalterado de la niebla solar de más de 4.5 millones de años”, explica el investigador Jaumann en una entrada de blog del centro espacial.
“Los mayores desafíos serán la separación de la sonda y el aterrizaje consiguiente”, dijo la directora del proyecto del DLR Tra-Mi Ho al lanzar la misión el 3 de diciembre de 2014.
El equipo de MASCOT descubrirá tras el aterrizaje cuáles son los valores reales del asteroide -llamado al principio 1999 JU3-, como su diámetro, que se calcula que es de 900 metros, y su gravedad.
Ryugu tiene un contenido especialmente alto de carbono, por lo que pertenece a una clase común de asteroides similares a la Tierra.
Según las mediciones realizadas por telescopio, es posible que contenga agua. Existe la posibilidad de que los asteroides trajeran el agua a nuestro planeta al impactar contra él.
Ryugu es además un asteroide que cruza la órbita de la Tierra y aunque es probable que nunca suponga una amenaza, sería útil saber más de él para futuras misiones de protección.
MASCOT se orientará por Ryugu con ayuda de sus sensores y con un brazo impulsor se podrá desplazar hasta unos 70 metros y así realizar medidas en distintas partes del asteroide.
Los cuatro instrumentos que contiene el aterrizador estudiarán la composición mineral y geológica de la superficie, así como su temperatura y su campo magnético.
Si todo va bien, los investigadores recibirán en total hasta 16 horas de datos. Al mismo tiempo MASCOT investigará dónde debe recolectar material la sonda.
La misión de MASCOT terminará cuando se acabe su batería. Pero la sonda japonesa volverá a la Tierra y lanzará a finales de 2020 una cápsula con las muestras sobre un desierto de Australia.
Hayabusa, la sonda predecesora, ya trajo en 2010 por primera vez a la Tierra muestras de un asteroide.
Los expertos que trabajaron en el proyecto fueron especialmente reconocidos en Japón, pues no se trataba solo de las muestras, sino también de la tecnología desarrollada para conseguirlas.
La sonda era una pionera que debía allanar el camino a más misiones como la de Ryugu y garantizar el liderazgo tecnológico a Japón.
La sonda Rosetta también llamó la atención hace unos años cuando su minilaboratorio Philae aterrizó en 2014 en el cometa Chury(67P/Churyumov-Gerasimenko). Y en 2016 la agencia espacial estadunidense Nasa lanzó su sonda Osiris Rex, que llegará en agosto al asteroide Bennu.