
Por Javier Claudio
· – . Hoy las tragedias de las inundaciones, reclamo natural a las malas decisiones
· – . Desapareció López Obrador el Fideicomiso con 4 mil 911 millones de pesos…
· – . La tragedia que envuelve al país, acentúa ante Claudia por torpe celo político
Clarín. – Lo publicamos hace cinco años en el marco del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, como una embestida más en contra de todo lo que emanara de sexenios anteriores. La desaparición del Fondo de Desastres Naturales se dio en octubre de 2020, según por su opacidad, desvío de recursos y corrupción. Los datos aportados entonces por SHyCP, indicaban que, hasta agosto de 2020, Fonden tenía recursos por 4 mil 911 millones de pesos, no obstante, tras los huracanes y los sismos de 2017
Claridades. – Hoy cual, si fuera un juego perverso de la naturaleza en contra de la 4T, gran parte del país –como jamás antes visto– aparece flagelado por los embates de la naturaleza al provocar intensas lluvias, las que han causado inundaciones en los estados de Puebla, Veracruz, Hidalgo, San Luís Potosí y Querétaro. Desgarradoras son las escenas de miles de familias que muestran pérdidas totales y qué decir las cosechas, en tanto los ríos aparecen desbordados arrastrando entre sus aguas cadáveres de ganado.
Claro que sí. – Y a la que le “tronó el cohete” es a la presidenta Claudia Sheinbaum quien sus recorridos por las regiones afectadas topa con la desesperación emanada de la tragedia, de la que tratan de sobrevivir los afectados, para luego tornase en un airado reclamo y repudio alimentado por la desesperación, más aún el enfrentar que no hay ayuda inmediata, salvo la de nuestro acicateado Ejército Mexicano, quien redobla esfuerzos para responder con el Plan DN-III-E, pero sin el respaldo del Fonden.
Aclarando. – La repulsa de López Obrador contra todo programa de anteriores gobiernos, calificada por la crítica como embestidas de “chivo en cristalería”, hoy bien tendría sus consecuencias ante la magnitud de la naturaleza, que sin bien pondría en duda que el Fonden hoy alcanzaría en soluciones, al menos se le tendría como recurso inmediato para proceder a la ayuda de los miles de damnificados, en tanto se reorganiza y se nutre con apoyos de la sociedad como un auxilio alterno y que siempre se ha hecho.
Clarificando. – Hoy al gobierno de la 4T le pesa decirlo y reconocerlo, pero la solidaridad entre los mexicanos, fomentada por gobiernos anteriores, sigue existiendo, aunque se eluda mencionar la palabra solidaridad, cuyo gobierno de Carlos Salinas de Gortari le antepuso la palabra programa, pero que sigue existiendo en su acción, voluntariosa y grupal para brindar apoyo a las causas lastimadas por la tragedia, independientemente de la polémica en que sea ubicada la calificación de aquel sexenio.
Claroscuro. – No se duda que la presidenta Claudia Sheinbaum tienda la mano sin escatimar esfuerzo y tratará de cumplir con su obligación, pero qué distinto sería que tuviera disponible un Fonden a fin de que le facilite la ayuda a los miles de damnificados y que si bien no le evitaría los reclamos de auxilio, tendría en qué soportar sus intenciones y ello amortiguaría la alzada en ánimos. Hoy, con esta mutilación de los alcances de auxilio del Gobierno Federal, las inundaciones son mortales en México.
Claro que no. – Fue el 28 de julio del 2021, cuando la Secretaría de Hacienda (SHCP) oficializó la desaparición del Fonden como fideicomiso, creado en el gobierno del priista Ernesto Zedillo Ponce, en 1996, en la intensión de ayudar a las poblaciones afectadas por fenómenos naturales. Luego López Obrador justificó su decisión de eliminarla, al asegurar que “era la caja chica” del gobierno, de la que funcionarios se despachaban con miles de millones de pesos, los que paraban en bolsillos políticos.
Sabía usted que. – No puede ser razonable una inacción de este tipo, llámense programas de apoyo, pues para conocimiento, asombro y de serias consecuencias, también Hacienda decidió “reservar por causas de fuerza mayor” los 11 mil millones de pesos que el Congreso de la Unión autorizó para solventar el estado adecuado y enlazado a la seguridad de tránsito de las carreteras en el país y que ahora serán o ya habrían sido reasignados a otros gastos y rubros del gobierno federal, sin que se tenga informe del nuevo destino de esos recursos públicos.