
Javier Claudio / LA RED DE ALTAMIRA
NUEVO LAREDO. – En un “río revuelto” aparece con vertida la comercialización de la carne como efecto de la cancelación de le exportación de bovino, la que ha sido redirigida hacia los mercados nacionales, pero sin que falte la especulación del intermediario
“Al quedar en los mercados nacionales la producción de ganado, se esperaba que bajara de precio, sin embargo, la intervención del intermediario jugó su papel de especulación y eso afecta desde el productor hasta el consumidor”, declaró Juan Dagoberto Martínez Ortiz.
La variante de precios que se sostiene la venta local de carne de res es alentada por la especulación, luego de establecer sus pecios con una diferencia desproporcional entre el productor y el ser puesta en venta en centros comerciales.
“Nosotros como productores, vendemos la canal apenas en un 20 por ciento de los 250 pesos en que resulta al público uno de los cortes del bovino. La diferencia es muy marcada, cierto, pero la participación del introductor.
El consumo de carne no ha bajado a nivel local, pero tampoco en su precio debido a la intervención de los llamados acopiadores y que son quienes también engordan a los animales, opinó el productor Felipe Javier Fernández Martínez.
Asintió en que los precios de la carne son caros, aunque estos se sostienen, la carne para asar en un corte popular está en 275 pesos el kilogramo; la cabeza de res 60 pesos el kilogramo, molida en 142.90 pesos y el T-Bone alcanza hasta los 350 pesos
Remarcó sobre el predominio de la especulación en los precios de la carne de res, principalmente, el cual proviene de quienes traen el producto del interior del país y desafortunadamente esta apropiado del mercado local el surtimiento foráneo.
Resumió su opinión que la mayoría de los cortes en las carnicerías llegan a alcanzar hasta los 375 pesos el kilogramo y solo en situaciones de oferta está por debajo de esta cantidad, mientras que el costo de fajita americana alcanza los 450 pesos el kilogramo.