PERIÓDICO LA RED DE ALTAMIRA #Opinión
Raúl Hernández Moreno
A principios de junio, el Comité Municipal del PAN dio inicio a una campaña de validación de su militancia que termina el 25 de julio.
El arranque de la campaña fue encabezado por la presidenta del PAN, Imelda Sanmiguel Sánchez, y el primero en ratificar su militancia fue el presidente municipal, Enrique Rivas Cuéllar.
Con el paso de los días, de un padrón de 662 afiliados han validado su militancia unos 300 miembros activos.
El resto no lo han hecho, entre otras razones, por desidia, porque no se han dado tiempo, porque no tienen interés en validar o porque están en espera de que les den línea.
En efecto. Y es que Carlos Canturosas les ha pedido que no lo hagan, porque está en espera de que la dirigencia estatal acepte negociar un paquete de propuestas para el 2018.
Esto ha permitido tanto al PAN local como al estatal tener una idea muy exacta de quiénes si traen la camiseta bien puesta y quiénes lo hicieron por conveniencia económica y política.
Canturosas no tiene claro a dónde va. A él le gustaría ser candidato del PAN en el 2018, preferentemente para presidente municipal, y si no para senador o diputado federal.
El plan B es irse por Morena o en calidad de independiente.
El problema es que antes debe obtener la aprobación del gobernador Francisco García Cabeza de Vaca y este no olvida agravios, por eso están congeladas las cuentas públicas del 2015. Su aprobación definitiva, o su rechazo, depende de las negociaciones que logre Canturosas con el mandatario, que no es muy dado a pactar, como se ve en Reynosa en donde la enorme amistad entre Margarita Zavala y Maki Ortiz, en nada ha ayudado a la alcaldesa.
Pero además, el ex alcalde comete el error de pensar que él es quien tiene el sartén por el mango y que Cabeza es quien debe rogarle. A cada llamado que le han hecho para que se serene, ha actuado con impulsos, enviando el mensaje de que no acepta llamados. Está convencido de que Nuevo Laredo y el PAN son suyos — así, textual, se lo dijo hace algunas semanas a Alberto López Fonseca—y que el partido y el gobierno lo necesitan para retener la alcaldía.
Nadie niega que Canturosas tiene su público, de la misma manera que en su momento lo tuvo cada alcalde en funciones, pero ese público disminuye de manera natural cuando se ha dejado el poder, cuando ya no se tiene acceso al dinero público para comprar apoyos y halagos.
Canturosas debería verse en el espejo de Ramón Garza Barrios que como alcalde arañó la candidatura a la gubernatura, se ganó fama de invencible y después no pudo hacer alcalde a Héctor Canales.
Los tiempos cambian, hoy se está arriba y al día siguiente abajo y el mérito consiste en saber adaptarse y no dejarse vencer por las adversidades.
Si alguien aprecia a Canturosas debería recomendarle que se serene. Ya fue alcalde, disfruto el poder y acrecentó su patrimonio. Esta estirando mucho la cuerda y ésta va a terminar rompiéndose.