Por Raúl Hernández Moreno
En la víspera de su último informe, el presidente Andrés Manuel López Obrador presumió ser el segundo mejor presidente a nivel mundial, de acuerdo con una encuesta internacional.
Ahora se sabe que la encuesta la hace el portal The Hottest Heads of State. Este año en la lista aparecen 198 jefes de estado y nuestro mitómano Presidente no figura en el número 2, cómo lo afirmó, sino en el 87.
Es una temeridad pretender un liderazgo mundial cuando ni siquiera tiene el liderazgo de su país, país al que ha polarizado y ha reducido a la fórmula arcaica de liberales y conservadores.
En el supuesto de que apareciera en el número 2 sería una barbaridad. Ni de chiste se puede comparar la educación, salud, cultura, seguridad y servicios de los países europeos con México. Y ni hablar de Japón, Canadá, Australia, Singapur, entre otros.
Somos un país jodido, aunque le duela a muchos.
En otro tema, se concretó la renuncia de Víctor Manuel Toledo como Secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales, quien hace algunas semanas criticó a la 4T y reveló discrepancias con el Jefe de la Oficina de la Presidencia, Alfonso Romo.
A diferencia de Carlos Urzúa y Germán Martínez que renunciaron mediante una carta en la que hicieron público su descontento porque no los dejaron actuar con libertad, Toledo lo hizo en un video.
La confirmación de la renuncia de Toledo vino acompañada con el anuncio de la desaparición de 10 subsecretarías dizque con fines de austeridad. Las funciones se seguirán haciendo, pero con sueldos más bajos para los encargados de ejecutarlas.
En otro tema, la pandemia nos dejó sin Expomex y sin ceremonia del grito de Independencia. Nos quedamos sin la feria del pueblo, la feria que las familias esperan durante semanas y meses, pero ahora la crisis nos despojó de ese pequeño gusto.
Y ni hablar de la ceremonia del grito, que lo mismo se disfruta en vivo o a través de la televisión, junto con toda la parafernalia que se mueve alrededor, desde la comida, bebidas, fuegos pirotécnicos, el desfile del día siguiente etc.
El Covid será un amargo e imborrable recuerdo en nuestras vidas. No solo es la crisis sanitaria y la económica, es el encierro obligado y las malas noticias de familiares, amigos, compañeros de trabajo, vecinos y conocidos que han enfermado y algunos terminaron sucumbiendo ante la terrible enfermedad.
Y aún no termina la pandemia. Todavía nos esperan varios meses y quizá años para que el mundo declare derrotado al Covid-19. O al menos domado. Y domado de verdad, no como esos anuncios de meses atrás de que el 4 o el 8 de mayo se alcanzaría el pico de la pandemia y cuatro meses después todo sigue peor. Nos mintieron, generaron un falso clima de que todo mejoraría.