Por: Juan R. de la Sota
Aunque muchos se oponen, la democracia al interior del Partido Revolucionario Institucional, por necesidad, tiene que llegar y de inmediato.
No cerrar el paso a la imposición, al dedazo, amiguismo y compadrazgo para la designación de dirigentes y candidatos, sólo llevará al PRI a perder más fuerza y encaminarlo a su desaparición del escenario político y electoral de Tamaulipas.
El ambiente entre el priismo estatal se está tornando incómodo para los que han mantenido el control del PPRI en los últimos años en Tamaulipas y de grandes retos para quienes quieren rescatarlo de las garras de la tumba política.
La desesperación, inquietud, enojo, molestia y hasta el coraje, ya surgió entre algunos ex gobernadores y dinosaurios políticos tamaulipecos que proyectan imponer como líder del CDE del PRI a Sergio Guajardo Maldonado, para continuar con el control del priismo estatal.
Ello, porque otro grupo de priistas están impulsando para el liderazgo estatal del PRI al reynosense Oscar Luebbert Gutiérrez.
Llevar, mediante la vía del dedazo o la imposición a la dirigencia del PRI Estatal a “Checo” Guajardo, es darle el tiro de gracia a este partido y alejar a los pocos militantes que le quedan, ya que por los momentos políticos que enfrenta, no es el político adecuado para cumplir con eficiencia y resultados la tarea partidista.
“Checo” no cuenta con varias características que debe ostentar un líder, como es la sensibilidad y capacidad política para resolver las demandas ciudadanas, carisma y otras aptitudes que son necesarias en un dirigente partidista, aunque se reconoce que es muy eficaz para dialogar con los grupos, con la gente del campo, los obreros y los lideres de colonos, por lo que bien haría su función como Secretario General del instituto político.
El ex legislador mucho ayudaría en recuperar el voto verde, es decir el de los campesinos, quienes se alejaron del PRI, por no ser atendidas sus demandas para reactivar la producción agropecuaria.
También podría traer de nuevo a los obreros, los cuales buscaron otra alternativa política, por el olvido en que los tiene su líder cetemista Edmundo García Román y en fortalecer las organizaciones como la CNOP y CNC, las cuales sólo fueron utilizadas por priistas irresponsables como trampolín político, pero sin resolver las necesidades de sus agremiados, convirtiéndolas en auténticas elefantes blancos.
En ese tenor, Guajardo haría un buen trabajo, de eso no hay la menor duda y pruebas existen que cuenta con la suficiente capacidad para generarle votos al Revolucionario Institucional.
Sergio Guajardo, puede competir por la dirigencia, sin renunciar a la SEDATU, toda vez que los estatutos no le exigen dejar el puesto para poder buscar el apoyo de los consejeros políticos. Sus padrinos políticos trabajan fuerte para tratar de convencer al líder nacional del PRI Enrique Ochoa Reza, que sea el ex diputado local y funcionario federal el dirigente.
Sin embargo, no la tiene fácil, pues enfrente está un grupo que busca la democratización del partido y que es encabezado por el ex presidente Municipal de Reynosa, Oscar Luebbert, quien también aspira a la dirigencia estatal del PRI.
Algunos priistas han inclinado la balanza a favor de Luebbert Gutiérrez, porque cuenta con mayor experiencia en asuntos partidistas, electorales, políticos, legislativos y su antecedente de tener en su historial varios triunfos electorales que lo llevaron a la Alcaldía y a ser legislador federal.
Militantes del partido tricolor han comenzado a moverse para sumar el mayor número posible de consejeros políticos a favor de Oscar, mientras que Guajardo Maldonado hace lo mismo.
Luebbert, se suma a la lista de aspirantes a dirigir el PRI de Tamaulipas, entre los que figuran Humberto Valdez, Serapio Cantú Barragán, Juan Alonso Camarillo, Manuel Muñoz Cano, Alejandro Guevara Cobos, Edgar Melhem , Anto Tovar, Enrique Arreola, entre otros.
Ante el interés de varios militantes priistas por dirigir a su partido, es necesario una elección democrática y transparente o de lo contrario se dé un dialogo y acuerdo entre los que quieren dirigirlo, para que se designe a los mejores directivos.
El líder nacional priista Enrique Ochoa Reza, tendrá que poner los ojos en Tamaulipas y establecer un plan de acción para que se realice la elección del nuevo dirigente del tricolor en esta entidad, sin que se generen conflictos y diferencias, si es que desean fortalecer la unidad del priismo estatal y obtener buenos resultados las próximas elecciones.
Serán los priistas los que definan si será Sergio Guajardo u Oscar Luebbert, el nuevo líder del PRI tamaulipeco.
En lo referente a la selección de los próximos candidatos, la consulta a la base tendrá que llevarse a cabo en aquellos lugares donde surjan muchos precandidatos, pues la imposición y el dedazo nuevamente los llevará a la derrota electoral.
Tendrán que ser candidatos que cuenten con la simpatía y la aceptación de los ciudadanos, porque si los dirigentes del PRI, aceptan recomendados, dan paso a caprichos, amenazas y exigencias, téngalo por seguro que sólo obtendrá otro gran fracaso electoral que lo encaminará a la tumba política.
Además, de renovarse y trabajar mucho a favor de la gente, el PRI tendrá que exigir a sus representantes populares cumplan con su obligación, responsabilidad y compromiso de legislar y gobernar a favor del pueblo, no para resolver necesidades personales o de grupo.
Tendrán que presentar un nuevo PRI a los tamaulipecos, porque si no lo hacen, obtendrán otro descalabro electoral.
El dato: Mucho trabajo está realizando el actual titular de la SET y lo cual coadyuva en lograr la calidad educativa y elevar el nivel de conocimientos de la comunidad estudiantil, pero muchas de las buenas acciones los tamaulipecos no tienen conocimiento. ¿Será porque no tiene de un adecuado, correcto, respetuoso, experimentado y profesional jefe de prensa?.