Por Raúl Hernández Moreno
Para los padres que aman a sus hijos, estos siempre serán sus bebés, así tengan 60 años de edad. Estos padres quieren a sus hijos, sin importar que estén feítos, tengan defectos físicos o peor: sean malas personas.
Klara y Yekaterina siempre, pero siempre, protegieron, cuidaron y amaron a sus hijos: Adolfo Hitler y José Stalin, sin importar que para una parte de la comunidad mundial eran unos monstruos.
Jesús Piedra Ibarra participó en el fallido secuestro del empresario regiomontano Eugenio Garza Sada — ocurrido el 17 de septiembre de 1973 –, incidente en el que fueron involucrados varios personajes de Nuevo Laredo como Edmundo Medina Flores, Hilario Juárez García, y por lo menos media docena más,
Tiempo después, el 20 de abril de 1975 Jesús Piedra fue detenido por agentes de la Dirección Federal de Seguridad y ya nunca se supo de él. Sigue siendo un misterio cuál fue su fin.
Su madre, Rosario Ibarra de Piedra iniciaría su búsqueda, denunciando su desaparición, recorriendo cuarteles militares, cáceles clandestinas y oficiales reuniéndose con funcionarios gubernamentales demandando la aparición de su hijo. Fundó el Frente Nacional contra la Represión y los Desaparecidos Políticos.
La suya fue y sigue siendo una lucha legítima, porque al margen del papel ilícito de su hijo, lo correcto era que fuese detenido y juzgado por las autoridades, no que fuese asesinado y desaparecido su cuerpo.
Doña Rosario logró reunir a otras madres, hermanas, hijos de desaparecidos durante la llamada Guerra Sucia de la década de los setentas, en el que Estado mexicano incurrió en exceso en su combate a la guerrilla urbana y rural que gritoneo que iba a acabar con el gobierno, pero siempre fue más un grito que una realidad, porque la población los dejo solos.
La Guerra Sucia dejo dolor y rabia en cientos de familias mexicanas y Doña Rosario encontró solidaridad de estas víctimas directas y colaterales que se le unieron, sin importar la represión de que podían ser víctimas por parte de un gobierno que hizo de la represión una de sus armas favoritas.
Doña Rosario, hoy de 91 años, fue candidata a la presidencia de la república en 1982 y 1988 por el Partido Revolucionario de los Trabajadores. También fue senadora del Partido del Trabajo y varias veces ha estado en la lista de aspirantes al premio Nobel de la paz, como un reconocimiento a su lucha, levantando la voz para denunciar las desapariciones de personas, ordenadas desde los cuerpos policíacos mexicanos, en especial la temible Dirección Federal de Seguridad.
Es por esta mujer, por la cual Andrés Manuel López Obrador ya anunció que votaría por ella el próximo domingo. Se siente tan sobrado, tan seguro de ganar, que no le importa ceder un voto, el suyo, a favor de Rosario Ibarra.