Por Clemente Castro González
Oscar Luebbert Gutiérrez se asume convencido de que su instituto político debe ser un contrapeso del actual gobierno estatal de corte panista, a partir de la elección de la nueva dirigencia del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que aspira a encabezar.
Conocedor de los grupos de intereses que se mueven al interior de su organismo, en particular y del poder en general, plantea que éste es el momento oportuno para sacudirse la cultura de la línea, toda vez que la decisión sobre lo que suceda en el corto plazo en el tricolor tamaulipeco, debe corresponde al ámbito estatal.
Más si se considera que, al perder el gobierno de la entidad, ya no se tiene una jefatura política que, en otro tiempo, establecía el rumbo a seguir. “Estamos ante la oportunidad de democratizar el partido”, asegura.
Durante una charla sostenida con representantes de medios informativos, la mayoría de nivel directivo, en un restaurante de Victoria, estableció que debe dejarse a un lado el “muro de los lamentos “ y entrar, desde ya, a encarar el reto que tienen los priistas. “Nosotros debemos resolver porque el PRI nacional pondrá atención al Estado, haya por octubre, cuando empiece a verse lo de las diputaciones y senadurías”, sostiene.
Está consciente de que en la determinación para cambiar al presidente del PRI puede haber interés de los ex mandatarios lo que, a su juicio, es algo normal pero no definitivo.
De igual manera, no descarta la tentación de que desde el gobierno estatal, de corte albiceleste, se quiera meter mano en el proceso que lleva a cabo el tricolor, pero tampoco eso lo inquieta.
Conocedor de la importancia de cuidar las formas, el reynosense no ha dejado cabos sueltos, desde tiempo atrás y asegura no tener ningún roce con personajes priistas reconocidos, en tanto que con la mayoría guarda buenas relaciones o simple y sencillamente hay respeto.
Cita que con Manuel Cavazos Lerma, en su oportunidad, platicó en el racho de éste; a Eugenio Hernández Flores, lo ha visto en México y con Egidio Torre Cantú, charló en Monterrey. “A Tomás no lo vi porque esta muy lejos”, dice de manera puntillosa.
Otro con el que tuvo contacto es el diputado federal, Baltazar Hinojosa Ochoa, el cual parte del llamado grupo Matamoros, al que pertenece el alcalde, Jesús De La Garza Díaz Del Guante.
Para Luebbert esta claro que priistas de la talla de los legisladores, Mercedes Del Carmen Guillén Vicente, Edgar Melhem Salinas y Alejandro Guevara Cobos, Ramiro Ramos Salinas y Enrique Cárdenas Del Avellano, entre otros, no están interesados en el liderazgo del PRI sino más bien buscan ser considerados para el senado de la República, en el entendido de que varios podrían derivar su enfoque hacia diputaciones federal.
En concreto, la competencia por el liderazgo tricolor, desde su óptica esta circunscrito a él, Enrique Arreola Vidal y Sergio Guajardo Maldonado.
Se asume confiado de que tendrá el apoyo de la mayoría de los 618 consejeros que serán convocados al consejo tricolor para definir la elección de su presidente.
Hace el señalamiento de que la lista debe depurase en tanto que hay varios priistas fallecidos, otros están enfermos y algunos más tuvieron que dejar el Estado debido a la inseguridad.
Calcula que es factible que acudan al evento tricolor entre 450 o 500 priistas que son los que van a votar.
De acuerdo a la tarea proselitista que realiza, asegura que cuenta con el visto bueno de 80 consejeros pero que, en los próximos días tendrá más adhesiones por lo que proyecta llegar con un apoyo de 300 delegados
En ese sentido, sostiene que en la frontera no ve mayor problema que con los liderazgos locales y tampoco en otras regiones del Estado, por ejemplo el sur y la zona centro.
Como parte de su estrategia, señala que esta enfocado a tener más presencia en los municipios en los cuales están el mayor número de los priistas que decidirán la elección y cita a Victoria, en donde se ubica al 30 por ciento de los delegados.
Señala que, pese a lo que ahora se ve, en el tricolor se tiene la posibilidad de llegar al evento en el que se definirá el liderazgo de su partido con un candidato de unidad.
Sin duda Luebbert Gutiérrez es uno de los políticos priistas más experimentados y que conoce muy bien el terreno que pisa.
No minimiza que puede recibir ataques pero, al vuelo, aclara que de ninguna manera esta maniatado y, por tanto, dispuesto a responder, sobre todo al llamado fuego enemigo.
Lo cierto es que el ex alcalde dejó “las vacaciones” y esta de regreso con el firme propósito de ganar la presidencia tricolor y desde ahí, partir de las bases en los municipios para conservar lo que se tiene y recuperar los que se han perdido.
En los días por venir los priistas tendrán que mostrar de que están hechos para recuperarse o de lo contrario, continuar ahondando su debacle.
Ahora si que ni antes, ni después.