Por Javier Claudio
- * – . El otro lado de la moneda en política, no importa el partido, sino el acomodo
- * – . Visita de Horacio; “Reúno con políticos de distintos partidos, pero soy priista”
- * – . Comenzó hostigamiento de empleados en Coepris, todo al PAN o adiós chamba
Aclarando. – Gran parte del daño al país, es que durante décadas la disputa por el poder en México tuvo como protagonistas exclusivos a los partidos políticos que monopolizaron los puestos de elección popular para beneficio de los grupos cerrados que los integran y dominan. Esto permitió que estos organismos de interés social fueran tomados como botín por un grupo reducido de individuos y familias que por años han transitado del congreso local, a la diputación federal y de ahí al Senado de la República.
Claridades. – Este fenómeno lacerante y que hoy ha creado un gran descrédito en la política, involucra a todos los partidos, siendo notorio en los de mayor antigüedad, aunque cuando ya no tienen cabida en estas asignaciones, los políticos que son marginados se lanzan a fundar otro partido para estar en la nómina del Poder Legislativo o Ejecutivo. Los intereses son perniciosamente oscuros y ya muy poco es oculto a la sociedad civil. Dicho de otro modo, la cosa es estar en la lucrativa jugada de la política.
Claro que sí. – Recientemente el periódico El Universal dio cuenta de que “en los últimos 81 años, 88 familias han tenido el control de 455 posiciones legislativas federales, 53 de ellas han tenido presencia en el Congreso entre 9 y 18 años mientras que 35 de ellas han ostentado una legislatura entre 21 y 57 años.” Así, sostiene que son “230 legisladores pertenecientes a las castas que han dominado el Congreso desde 1934. Han sorteado reformas y partidos para prolongar su permanencia”.
Claroscuro. – El artículo 35 de la Constitución establece el derecho de los ciudadanos a votar y ser votados para ocupar un puesto de elección popular, lo que es parte de los derechos políticos y cívicos reconocidos a nivel internacional, a los que México se adhirió y por lo que está obligado a respetarlos y cumplirlos. La historia para nuestro país ha dejado sumamente en claro durante los últimos años que en materia de política, difícilmente pinta cual debe ser. He ahí la herencia familiar por el poder.
Clarificando. – Es así que tenemos un panorama de turbidez, donde “recalcitrantes” priistas son ahora del PAN o bien de Morena, igual blanquiazules que de pronto han “corregido” su pasión y van a Morena, no por convicción sino por satisfacer únicamente su pasión por el poder. La cosa es estar donde está el billete y tan es así que las campañas aparecen sosas, distinguen por sus propuestas bofas y trilladas en su mayoría, las que la inteligencia del ciudadano ya no engarza tan fácilmente.
Claro que no. – No pasó desapercibida la visita ayer de Horacio Garza Garza a esta ciudad, uno de los protagonistas más importantes que ha tenido el PRI en cuanto a triunfos electorales contundentes, cuando no existía más partido que el tricolor. La reunión en automático fue con Ramón Garza Barrios, hecho del que espeta nada tiene qué ver con atractivo a Morena. Y así sostiene; “Soy priista y lo seguiré siendo, pero eso no significa que me cierre al dialogo político, aunque sean de otros partidos”.
Clarín. – Hace un año, aquí publicamos que Cipriano Tijerina, el “mozo de espadas” incondicional de José Manuel “Pepe” Suárez promovía proselitismo en la periferia, lo que nos aclaró que no era para el PRI, como tantas veces lo hizo, sino más bien para su patrón. Pues bien, no deja de sorprender hoy que aquel perfeccionamiento que logró el Cipi en los acarreos para el partido que le dio su patrimonio, hoy lo hace con la misma excelencia, pasión y entrega pero para el blanquiazul. Así, el chapulineo.
Sabía usted que. – La marrullería y el juego sucio ya tiene sus primero visos con motivo de campañas políticas y es en Coepris donde su titular Adolfo Benavides emprendió el hostigamiento entre los trabajadores a fin de promover el voto a favor del PAN. Bajo amenazas de despido laboral, también obliga a los empleados acudir a mítines y hacer pegoteo. Las mismas mañas del PRI, cuando estaba en el poder, se argumentará, pero indistintamente… no se vale.