Por Roberto González Barba
Achichincle, alcahuete, aprendiz de carterista, arrogante, blanquito, calumniador, camaján, canallín, chachalaca, cínico.
Conservador, corrupto, desvergonzado, espurio, farsante, fichita, fifí, gacetillero, vendido, hablantín, hampones, hipócritas.
Huachicolero, ingrato, intolerante, ladrón, lambiscón, machuchón, mafiosillo, maiceado, maleante, mañoso.
Mapache de angora, matraquero, megacorrupto, minoría rapaz, monarca de moronga azul, oportunista, palero, pandilla de rufianes, pelele, piltrafa moral.
Faraón acomplejado, pirruris, ratero, reaccionario de abolengo, salinista, tecnócratas neo porfiristas, vulgar zopilote.
Estos son algunas palabras ofensivas, hirientes que ha utilizado AMLO contra sus “adversarios”.
Las usa contra un medio de comunicación, un periodista, un intelectual, un empresario, un profesional de la medicina, las ONG`s.
Basta con expresar un punto de vista diferente para recibir la furia presidencial en una mañanera.
AMLO se pelea hasta con sus mismos colaboradores que disienten de una acción de gobierno. Si le dicen la hora exacta el trae otra en su reloj.
La Intolerancia es divisa de este gobierno de 4ta. Solo existe una verdad y es la del Rey de Palacio Nacional.
Cuando destruyó el NAIM fue porque había corrupción sin embargo las mismas constructoras están trabajando en este gobierno de 4ta.
Le muestran a AMLO datos de sus funcionarios que están cometiendo raterías e inmediatamente los exonera. Justicia para los de afuera y perdón a los suyos.
Me preocupa el rumbo económico del País. No veo que AMLO cambie su temperamento. Sigue fomentando el odio y reafirmando su sed de venganza.
Los floreros del gabinete están haciendo un grave daño a México. La ambición de ser candidato en el 2024 los tiene postrados ante el Rey.
Los “Floreros” en el gabinete ya deben aconsejar que la UNIDAD Nacional es prioridad y no la búsqueda de una quimera.
El sexenio hasta ahora es de fracaso.
Ojalá y el señor Presidente ya deje de lado los discursos de Odio y escuche a los mexicanos.
NO MÁS DIVISIÓN… SÍ A LA CONCORDIA