Por Javier Claudio
Claroscuro. – Las imágenes le dieron la vuelta al mundo y la reacción de crítica no espero mucho, al observarse agentes de la patrulla fronteriza a caballo que perseguían y agredían a latigazos a algunos de los 12 mil migrantes haitianos en su intento por cruzar el río que divide la frontera hacia lado americano en Cd. Acuña. Ayer, el Departamento de Seguridad Interna de Estados Unidos (DHS) decidió suspender estas labores de vigilancia a caballo en la frontera por tiempo indefinido.
Claro que sí. – Estas recurrentes escenas de caravanas de grupos de centroamericanos, hoy haitianos, quienes en masa cruzan atropelladamente por México y llegan a la frontera de Estados Unidos pidiendo asilo, innegablemente han desbordado y han pasado por encima de todo principio de orden y respeto. La pregunta es; ¿qué deben hacer los países y pueblos al ser invadida tu casa, donde derriban, atropellan y luego enfrentan los mismos para contenerlos y es cuando interviene Derechos Humanos?
Clarificando. – Dice uno de los principios de ley; no hagas a otro lo que no quieras para ti, lo que sin embargo no ha sido tomado en cuenta para alcanzar “el respeto al derecho ajeno…”. El trasgredir la ley debe ser sancionado invariablemente y es obvio que, para someter por el orden, no será suplicando, como así se han visto las escenas de los elementos del Instituto Nacional de Migración (INM) quienes les suplican a los haitianos aborden el autobús para que los lleve al desalojo.
Clarín. – Hoy en ese temor que se aprisiona en un mascullar de inconformidad de la sociedad civil, remarca la equivocación de Derechos Humanos, quienes en un buen número de casos parecen más absortos en canonizar a los trasgresores de la ley que velar por el cumplimiento de esta y no se diga de aquellos donde trasluce el mercenarismo. Indistintamente que la aplicación de la ley con equidad, es el camino más inteligente y corto para alcanzar justicia y es claro que el orden ha sido desbordado.