Por Javier Claudio
Claridades. – La “herencia maldita” en las administraciones municipales, son aquellas deudas en las que el gobierno en turno no tiene defensa alguna, son aquellas que hay qué pagar, las que invariablemente les limita un inicio libre y todo proyecto del trienio en el turno siguiente, como sería el caso del Puente Luís Donaldo Colosio que no fue concluido en su construcción por la administración del entonces alcalde Marcos Alejandro García y dejó gran parte de la deuda a su sucesor Horacio Garza Garza.
Clarín. – Como una historia que contar, resulta el adeudo dejado por la administración del entonces suplente Marcos Alejandro García fue tal que a la empresa Muralla, quien tuvo a su cargo la construcción del citado Puente Luís Donaldo Colosio, se le tuvo que liquidar con terrenos propiedad del Municipio, que son los que actualmente ocupa el Hospital Mexicano-Americano y la Gasolinera donde hoy convergen las rutas de Municipio Libre y la avenida Reforma.
Clarificando. – Otra historia para el ciudadano es que la Plataforma Aduanera del Puente III, es llamada también la “construcción de papel” al ser un proyecto que no pasó de ahí, pues sólo fue mero trámite para gestión administrativa y poder cobrarla. Destaca que el alcalde entonces Marcos Alejandro no aportó un solo centavo para la construcción del Puente III del Comercio Mundial, ¡porque se lo habían concesionado al Grupo Nuevo Laredo por 25 años, integrado este por agentes aduanales!
Claroscuro. – Tiene como antecedente la historia que el Grupo Nuevo Laredo, mediante una reconocida empresa la iba a construir y administrar la susodicha plataforma aduanera durante ese tiempo. Sin embargo la situación se tornó ríspida, cuando ellos, después de construir únicamente el cruce, se pretendieron argumentar con tácticas dilatorias a fin de aplazar la creación del puerto, lo que propició protestas, principalmente del Gobierno Municipal por el incumplimiento desfasado de la obra.
Aclarando. – La tensión en que cayó la creación del Puente III, hizo intervenir al entonces gobernador Tomás Yarrington Ruvalcaba, quien resultó molesto cuando el agente aduanal Ramón Garza Barrios le espetó estaba muy joven para entender ciertas cosas. Yarrington entonces le preguntó al alcalde Horacio que, si él podía construir el cruce, quien a su vez reviró y vio al entonces director de Obra Públicas, José Luís Palos para hacerle la misma pregunta. Tensión al máximo, al quedar al aire pregunta y obra.
Claro que sí. – Y tras ese choque de oscuros intereses e insidia, nadie olvida de los ahí presentes el paréntesis que pareció eterno, aun cuando sólo fue un corto silencio, pues Palos Morales, como si pasara saliva con dificultad, contestó ante la acrecentada expectativa que sí lo podían construir, para luego recibir como segunda pregunta que cómo lo haría. Quién podría imaginar que en ese momento estaba en juego lo que sería el puente internacional más importante no sólo de México, sino de América Latina.
Claro que no. – La respuesta de Palos Morales, confirmada por él mismo en entrevista, sin duda alguna fue muy arrojada, pero en el compromiso de asumir un desafío, tal y como era la actitud de Horacio Garza Garza. Incluso, hoy Palos Morales, cuenta acerca de aquella pregunta incómoda que se le espetó sobre cómo le haría para la construcción del cruce; “Le contesté que clasificando la cantidad de obra y repartiéndola en las constructoras que fueran necesarias”. Así inició la ciudad el Puente y su puerto.
Sabía usted que. – Sacado adelante con pinzas la creación del Puente III, a los dos días la empresa y los agentes aduanales quisieron rectificar y limar todos los problemas argumentaban para el inicio de la gran obra. Vaya sorpresa, todas y cada una de las dificultes ¡habían desaparecido! Sin duda que por soberbia se les fue el mejor negocio que se ha dado en Nuevo Laredo en concesión para una empresa. De hecho, ellos, los agentes aduanales, estarían manejando el puente en estos momentos.