
Por Javier Claudio
- – . Insuficiente atención a la ciudad por su generoso recurso presupuestal
- – .La autoridad de Gobierno del Estado debe reencontrar nuestra ciudad
- – . Una mayor participación con el Estado, la gran esperanza de la ciudad
Claridades. – Nuevo Laredo, con alrededor de nueve mil millones de pesos de presupuesto cada trienio, realmente obliga a pensar, qué tanto más podría necesitar con toda esa generosidad presupuestal. Esta sería una de las razones principales para que distinguiéramos fuera de contemplaciones de cada uno de los gobiernos estatales. Y sin embargo, tenemos como antecedente la discriminación y el desdén del mandatario en turno. Lo más reciente fue una frase que seguido salió del despacho de Egidio Torre; “Nada para Nuevo Laredo”, no tanto por nuestra autosuficiencia, sino por discordias.
Clarín. – Nuevo Laredo es el “niño bien”, pues la generosidad presupuestal que tenemos, derivada en gran parte de aquella “fórmula mágica” del pago de impuesto predial y agua, cuya autoría es de Horacio Garza Garza, siendo diputado federal, lo que parece propició la subestimación de Gobiernos del Estado y aún del propio presidente de la República. Nada más para medir tamaños, debemos citar que nuestro presupuesto solamente es rebasado por el que tiene San Pedro Garza García, Nuevo León.
Aclarando. – ¿Qué podemos necesitar entonces, que no lo obtengamos con nuestro propio presupuesto? Sería esta finalmente la maldición de tan maravilloso beneficio presupuestal, que hace retraer a uno y a otro gobernador la asignación de obras, las que por derecho nos deben corresponder como Municipio, mismas que derivan del presupuesto que se le asigna al Estado de Tamaulipas y donde nuestro ciudad entonces sí cuenta para dicho cálculo de aportación económica. ¡Vaya!
Claro que sí. – Ahora sí, ya es ahora que los nuevos vientos deben soplar también para Nuevo Laredo, emanados de un gobierno que debe despachar sin distingos y en la añoranza de sentir que también pertenecemos a Tamaulipas, que sólo es mera coincidencia que la discriminación que padecemos sea por el hecho de estar circunstancialmente más lejos de Ciudad Victoria, como capital de nuestro Estado y así disipar arrebatados sentimientos de querer ser adoptados por el estado de Nuevo León.
Claroscuro. – Ya es un reclamo ciudadano, que en su momento otorgó voto y calidad por un buen gobierno, sensato e inteligente, que ahora debe reencontrarse ya de fondo y de hecho con la ciudad mediante un acercamiento que despierte y motive la unidad que tanto requiere Tamaulipas y que eso nos conlleve a hacer más por nuestro gran estado y no quedar en el simple “girón de la patria”. Basta de distanciamientos, diferencias e insidias; el cambio debe ser total y de ya.
Claro que no. – No debe subestimarse como una “víspera de buen día” para Nuevo Laredo, el hecho de que nuestra autoridad de Gobierno en el Estado sostenga en consideración a nuestra ciudad dentro del plan de ese plan prometido de desconcentración de poderes y donde según estaba contemplado para establecer este puerto fronterizo como parte activa del aparato gubernamental estatal, pues según al menos una de las Secretarias operaría aquí. Nuevo Laredo reclama y con derecho.
Clarificando. – Ahora bien, como primera y buena acción de plena intensión, porque no devolverle a la ciudad el manejo del Fideicomiso del Puente III del Comercio Mundial. Que sea ubicado bajo un marco pleno de transparencia al ciudadanizarlo debidamente. Por qué no crear un péndulo de la generación de recursos de los aforos para apoyar la educación de la niñez y la profesionalización de jóvenes. Esta petición no debe aparentarse en palabras necias para oídos sordo. Hagamos de verdad, pero juntos.
Sabía usted que. – Trasciende del gobierno del Enrique Rivas Cuéllar las más de cinco mil tarjetas bancarias entre niños y jóvenes beneficiados con becas municipales especiales y de excelencia. Atrae del Gobierno Federal y Estatal, la actividad incesantemente intensa del edil neolaredense por contar con la mejor educación, además de ser parte fundamental hacia el desarrollo que se busca mediante acciones complementarias.