Por Javier Claudio
Clarín. – La reaparición de Francisco Javier Cabeza de Vaca en Palacio de Gobierno de Tamaulipas, dejó con una decepción a sus enemigos, fortaleció las campañas políticas de su partido el PAN, al aportar cierto beneficio de duda sobre las acusaciones que pesan sobre él y de paso hacer patinar al gobierno de Andrés Manuel López Obrador ante la opinión pública al carecer de contundencia. Queda firme que “del dicho al hecho hay un gran trecho” y que es insano el daño que ocasiona AMLO.
Claro que sí. – Como si se tratara de una reivindicación, de plena alusión a un agresivo espectáculo que montó el Gobierno Federal, Cabeza de Vaca, esta vez dejó ver la dentadura en aspecto amable para los medios de comunicación y hasta anunció una gira por Estados Unidos, de donde además prometió traer inversiones. Sin que todo esto signifique su inocencia, la endeble contundencia de la Federación atrae el reproche ciudadano, pues sigue siendo un personaje dudoso, hoy con apariencia de atosigado.
Claridades. – Esto debió haberlo resuelto ya la Suprema Corte de Justicia de la Nación por el bien del país, es decir, concluir si en verdad es culpable o inocente Cabeza de Vaca y no dejar en entredicho al gobierno de AMLO al traslucirlo en su trastabillar como la máxima autoridad, luego de recurrir aparentemente a la duda, especulación y acusaciones que se doblan. La seriedad y respeto deben permear desde la parte alta de nuestro máximo mando, para que así se convierta en un ejemplo a seguir.
Aclarando. – A propósito de seriedad; nadie estaba preocupado por si se realizaba el debate entre los candidatos de los diferentes partidos políticos, menos aún que era organizado por un inapercibido grupo de mujeres periodistas, que además sólo recalcaría el toque feminoide que tiene esta elección. En el periodismo es un “zapatero a tus zapatos”, es decir no podemos armar un evento como juez donde somos una parte incongruente. Ya en el 2015 esa misma organizó un debate que resultó todo un fisco.
Claroscuro. – Con eso del descrédito en que se mantiene a los medios de comunicación y un consecuente desdén, por qué no mejor armar un debate entre los representantes de noticiosos, integrar un escenario, cuya asistencia sea la ciudadanía, organismos e instituciones, donde radio, prensa y televisión tengan la representatividad de un periodista y enfrentar cuestionamientos. La ética y profesionalismo serían un requisito y alejar reclamo de extorsión o pago de disimulos. ¡Esto si es interesante!
Claro que no. – Nada grato nos parece que las campañas políticas de los partidos, escalan aceleradamente de la expectativa a la rispidez, esto, originado por los mercenarios de la política, en el abrupto afán de alcanzar el triunfo en las urnas. Bien por la labor de las candidatas Yahleel, Cristabell y Carmenlilia, el que extravía en la lamentable excepción del trabajo sucio de quienes a como dé lugar y aun cuando les duelan las rodillas, desean otra vez chamba en la próxima Administración. Qué pena.
Clarificando. – Nuestros recursos ya ni en el banco son seguros. Sucedió a una maestra jubilada, quien fue hackeda en su cuenta del Banco Banorte hace una semana y despojada con toda la facilidad del mundo de un monto de más de 200 mil pesos. La denuncia –de mero protocolo– la expuso ante una de las agencias del MP, se le canalizó hacia la policía cibernética, que tampoco nada le resolvió. Se le recomendó exponer el abuso ante la Conducef, donde por igual se tuvo una fallida respuesta.
Sabía usted que. – La ambición de poder a través de los cargos de elección popular, queda de manifiesto a través de un dato público interesante; “En los últimos 81 años, 88 familias han tenido el control de 455 posiciones legislativas federales, 53 de ellas han tenido presencia en el Congreso entre 9 y 18 años mientras que 35 de ellas han ostentado una legislatura entre 21 y 57 años.” Ahí, se sostiene que “son 230 legisladores pertenecientes a las castas que han dominado el Congreso desde 1934. Han sorteado reformas y partidos para prolongar su permanencia”.