ESPECIAL / LA RED DE ALTAMIRA
ALTAMIRA. – Arturo Santiago Felipe vivió momentos difíciles durante la pandemia por COVID-19 cuando, a los 37 años, le detectaron varios tumores en la cabeza. Dos años después, con la mitad de su cuerpo paralizado y experimentando dificultad para hablar y caminar, celebró el día de San Judas Tadeo acudiendo a dar gracias al santo patrono de las causas difíciles y desesperadas.
Acompañado de su esposa, Cándida Cruz Sánchez, Arturo Santiago Felipe viajó la mañana de este viernes 28 de octubre a una pequeña capilla ubicada en la vialidad PD del fraccionamiento Arboledas, en el municipio de Altamira.
Vestido con la túnica blanca y el manto verde que caracterizan a San Judas Tadeo, uno de los santos más milagrosos y el segundo con mayor devoción después de la Virgen de Guadalupe, Arturo relató que ha vivido momentos muy difíciles y que se encuentra en rehabilitación.
Su esposa, Cándida Cruz, afirmó: “Por más que le digan que esto no tiene remedio, la última palabra es Dios». El matrimonio tiene dos hijos, uno que estudia en el Centro de Estudios Tecnológicos, Industriales y de Servicios (CETIS) y otro que se vio obligado a abandonar la universidad para cuidar a su padre mientras su madre trabaja, ya que Arturo quedó desempleado a causa de su enfermedad.
Relató que, en un principio, los médicos diagnosticaron a su esposo con triglicéridos elevados; sin embargo, y a pesar del tratamiento recetado, sus malestares no cedieron.
“Nos fuimos al Hospital Cemain (ubicado en Tampico) donde le detectan el tumor y ahí empieza nuestro calvario, sin dinero. Los estudios los hicimos por fuera, costaron 8 mil pesos además de la resonancia magnética y de ahí se pudo canalizar a mi clínica del IMSS para que lo canalizaran inmediatamente, aunque me lo lleve en autobús a Monterrey ahí estuvo. Batallé en el IMSS porque era plena pandemia”.
La Señora Cándida Cruz, quien labora en una tienda comercial, detalló que permanecieron un mes en la ciudad de Monterrey para las dos intervenciones quirúrgicas que requirió su esposo.
“La hemos pasado muy duro. He solicitado apoyos por todos lados y todos nos lo negaron, porque nuestra credencial (INE) es de Tampico. Entonces yo digo, no es justo porque todos somos seres humanos que necesitamos, nosotros sentimos que se nos viene el mundo encima”, lamentó.
Además de acusar que las autoridades locales les negaron apoyos alimenticios, indicó que el equipo del diputado Mon Maron le prometió a su familia una ayuda que, hasta la fecha, no ha llegado.
“A mi esposo, le volvieron a reconstruir el cráneo. A pesar de la operación que le hicieron y que fue en el IMSS, tuve que comprar material quirúrgico como los tornillos y unas placas. Yo me quedé endeudada y todo eso lo debo, hasta ahorita no lo he pagado, tengo deudas”.
Por otro lado, los residentes de la calle Calzada los Olivos del fraccionamiento Olivos II señalaron que, pese a todas las dificultades, recibieron ayuda por parte de personas a las que no conocían.
“Fue una operación muy delicada y hay que tener mucha fe. Por eso les pido que no pierdan la fe, porque Dios nos pone pruebas, pero él mismo nos pone armas para salir adelante. Gracias a Dios, a San Judas Tadeo, a Jesús, nos pusieron muchos ángeles en el camino como la señorita Erika, que no la conozco quien le regaló una silla de ruedas. El señor Max Cisneros también contribuyó en esto, Esther Morales quien me ayudó”.
La familia de Arturo Santiago explicó que sigue necesitando ayuda y que, quienes deseen apoyarlos, pueden acudir a su domicilio o comunicarse al teléfono 833 379-80-04.