Por Azahel Jaramillo H.
Uno.- En esta contingencia –de salud y económica– del Covid-19 los asaltantes de cuentas bancarias hay evidencias que precisan que estos se ubican dentro de las propias instituciones bancarias, o bien con la complicidad de empleados y directivos de las mismas. Es tanta el hambre y tanto el abuso que a dichas instituciones hay la sospecha firme que están infiltradas en importantes instituciones financieras mexicanas.
Dos.- Las declaraciones del jefe administrativo de Gobernación, el reynosense Héctor Martin “El Guasón” Garza respecto que a no hay confrontación entre el Presidente Andrés Manuel López Obrador y el Gobernador Francisco García Cabeza de Vaca, parece evidencian que el referido funcionario está actuando como mensajero presidencial.
Y es que en su visita de fin de semana a tierras tamaulipecas el referido personaje fronterizo y funcionario de la 4T al ser abordado por la prensa, habló ampliamente del tema, fue reiterativo y hasta recurrió a frases trilladas y populares como decir que “para que haya un pleito se necesitan dos”.
También el funcionario administrativo de Gobernación externó que la cordialidad existente entre el presidente y el Gobernador quedara claramente de manifiesto ahora que reúnan en el encuentro nacional de Gobernadores el 19 de agosto en la ciudad de San Luis Potosí.
Tal aseveración parece asimismo evidenciar que el presidente de la República no vendrá esta semana a Tamaulipas y concretamente a la ciudad de Reynosa que padeció graves afectaciones del Huracán Hanna.
Nos negamos a creer que Héctor Garza actúe por cuenta propia. Mas creemos que efectivamente esté actuando como un mensajero del presidente, bien porque el jefe de la Nación efectivamente tenga un afán conciliatorio, bien porque el presidente solo quiera no escuchar voces discrepantes en la previa de reunirse en San Luis Potosí con los jefes políticos de los estados, un buen de los cuales desaprueba el desempeño del Gobierno Federal ante la peor contingencia que haya padecido la nación desde el estallido revolucionario de 1910, hace cosa ya de 120 años.
Nunca la nación mexicana había estado en un estado tan crítico en el último siglo: Ni en 1938 cuando la huelga en las empresas petroleras; ni en 1959 cuando se suscitó la huelga nacional ferrocarrilera; ni en 1964 en que hubo paro nacional de médicos en el país; ni en 1968 cuando una rebelión estudiantil terminó con la matanza de mil estudiantes –según estima Enrique Krauze—en Tlatelolco; ni en 1985 año del terremoto de 1985 en la ciudad de México; ni en 1994 cuando el alzamiento en Chiapas encabezado por el tampiqueño Sebastián Guillen Vicente. Lo grave, lo terrible, lo espantoso para la nación está ocurriendo en estos precisos días, en estas precisas semanas: el Covid-19 está diezmando a las familias mexicanas, a su economía, en alcances que aún no parece vislumbrar el jefe de las instituciones nacionales.
¿Qué decir de Héctor Garza? De un silencio atroz desde marzo de este año en que empezó a afectarnos la pandemia en que se olvidó por completo de sus giras finsemaneras por Tamaulipas, ahora que en la nación las cifras de muertos por el Covid-19 han rebasado los 50 mil, reaparece en el puerto de Tampico encabezando eventos públicos. ¿De qué se trata? El mensaje es que viene un huracán en la entidad o de que se trata… o simplemente es un distractor antes del golpe verbal del presidente contra el Gobierno de Tamaulipas. VEREMOS Y DIREMOS.