Por Clemente Castro González
Es evidente que resulta complejo impedir que se cometan actos contrarios a la legalidad en las campañas electorales.
Porque pese al endurecimiento de las penas para quienes lleven a cabo acciones que atenten contra la voluntad popular, falta que se hagan efectivas.
Lo que sucede se explica debido a que no hay una cultura arraigada que frene la compra de votos y tampoco se cuenta con estructuras efectivas de denuncia, que operen desde las bases para documentar éste tipo de delitos.
Cierto que se tienen leyes, instancias de fiscalización y entes electorales pero es evidente que se esta lejos de meter a la “normalidad” a partidos, actores políticos y a los hampones electorales de los que echan mano cuando lo requieren.
De hecho los institutos políticos y, principalmente los ciudadanos, tendrían que estar atentos para que nadie se pase de vivo. Tal vez lo conveniente es que haya agrupaciones ciudadanas que velen por el libre ejercicio del sufragio.
Habrá que bajar a territorio y que, desde ahí, pueda documentarse y denunciarse, al margen de partidismos, los actos contrarios a la ley.
Incluso tendría que haber alguien en las dependencias públicas que se encargara de hacer lo propio para atajar el manejo político que ahí se da.
Esto si bien suena utópico en determinado momento algo se tendrá que hacer porque sin respeto a la voluntad popular no hay democracia. Y eso es tan importante que no debe ser competencia únicamente de los organismos (partidos, candidatos, gobernantes, instancias legales, árbitros y demás), sino de los ciudadanos a condición de que no se propenda a la simulación o se presten al control de los espacios de poder.
En efecto, se habla de un ejército de participación ciudadana en los comicios y es verdad, pero no se esta exento de sesgos.
Por ejemplo, en las casillas electorales, que es lo más cercano a la auténtica “ciudadanización” de las elecciones, los mapaches con el visto bueno del poder, pueden llegar a meter mano al convencer, bajo estipendio o amedrentar a sus integrantes para que no se presenten el día de la votación y sustituirlos con aviesos fines.
Cabe apuntar que una inercia más para que continué la operación inmoral e ilegal en las elecciones es la ignorancia de las personas que participan en eso.
A estas alturas falta mucho por realizar para que se dimensione la gravedad de incurrir en delitos electorales.
Desde luego que el ignorar lo que establece la ley no exime del delito y, por desgracia, como siempre sucede, la cuerda se rompe por lo más frágil, entiéndase dirigentes de base que son parte de los encargados de entregan dinero, dádivas y realizar el acarreo de votantes.
Insistimos: tendrá que haber castigos ejemplares a los infractores a fin de que se entienda el mensaje de que el “apriete” va en serio.
Si es así lo más probable es que falten celdas para recluir a las hordas de delincuentes electorales que se han especializado en la llamada “operación política”.
AL CIERRE
El abogado penalista, ALONSO AGUILAR ZINZER, defensor del mandatario tamaulipeco, FRANCISCO GARCÍA CABEZA DE VACA, minimizó las acusaciones de que es objeto su cliente y el proceso de desafuero que se sigue en la Cámara de diputados.
A su juicio solo notas periodísticas se encuentran en el expediente y que lo central para dicho procedimiento es la compra-venta de un inmueble, mismos del que, sostuvo, se pagaron impuestos y se acreditará.
+.-Continua la inconformidad de policías estatales del sur de la entidad, un grupo de los cuales llegó hasta las instalaciones del Complejo de Seguridad, en la ciudad capital, para mostrar su inconformidad y dar a conocer peticiones a sus jefes.
Entre sus exigencias se encuentra que se respeten sus derechos y se les de un trato digno.
Lo que pidieron por escrito es el pago completo de viáticos, entrega de bonos de riesgo, facilidades para la adquisición de vivienda, cursos de capacitación y otros.
A decir de los afectados, no van a bajar la guardia hasta que se les resuelva lo que solicitan mediante un escrito.
Veremos que tanta mano izquierda muestra el titular de Seguridad, JOSÉ ONTIVEROS MOLINA.
En calidad de mientras sus “muchachos” mostraron el músculo lo que no debería suceder si en Seguridad se tuviera una administración eficiente.
Lo de meterle tijera a los viáticos de los uniformados es un despropósito.