Por Clemente Castro González
Los errores se pagan y eso es lo que pasa en el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), cuyos dirigentes todavía no entienden el significado de anteponer sus intereses a los de “carácter superior”.
Y si lo entienden no dejan de preferir el poder personal a las grandes transformaciones que, según expresan, necesita el país.
Significa que les sienta bien ser utilitarios y oportunistas en lugar de actuar en base a ideales y principios.
Pero los que andan en la puja por la dirigencia nacional partidista son hábiles cuando tienen micrófono en mano y son capaces de emitir discursos que suena bien, parecen justos y creíbles, aunque la realidad los desmienta. Y es que hablan de unidad, fraternidad y solidaridad con el prójimo y no atinan a ser consecuentes.
Mucho pueblo y poco dirigente porque son incapaces de meterle humildad y entender el momento que viven. Prefieren dejarse seducir por las ambiciones.
A éstas alturas, no es temerario decir que las “tribus” de Morena, al menos en la coyuntura, se convirtieron en aliados de sus adversarios y facilitan el trabajo al panismos, el priismo y hasta la agrupación de ultraderecha denominado Frena.
En ese sentido, el pleito “chilero” que se traen por la dirigencia es un suceso que tiende a “frenar” el cambio y convertir a sus animadores en un lastre para el proyecto de la Cuarta Transformación (4T).
Resulta evidente que los guías morenistas y aspirantes, unos más, otros menos, contribuyeron a la caída en manos del sistema que tanto criticaron, entiéndase el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) y el Instituto Nacional Electoral (INE).
Para no variar en cuanto intervención, el Tribunal pretendió reponer el procedimiento para elegir a los que habrán de ocupar la presidencia y secretaría general morenista, por inconsistencias en la aplicación de encuesta y eso lo único que significaría es el desgaste de partido.
Cierto que el Tribunal y el Instituto también se están chamuscando en un juego perverso pero para ellos es de los más normal proceder de manera sesgada y por consigna.
Es obvio que el TEPJF y el INE se les metieron hasta la cocina en tanto que les abrieron la puerta.
Cabe señalar que posturas sectarias de guías partidistas llevaron incluso a su compañero de partido, el presidente ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, a expresar que podría abandonar el instituto que formó y dirigió si se convierte en uno más del montón.
De modo que si nos atenemos a lo que sucede, se ve que a los aludidos les entró por una y les salió por la otra.
Siguen enfrascados en una disputa de la que no solo saldrán raspados sino que podrían retroceder y, en una de esas, el mucho pueblo los podría rebasar por la derecha.
Esto sería una consecuencia lógica por no aprovechar la oportunidad histórica que tuvieron en sus manos.
+.-La renuncia de FELIPE GARZA NARVÁEZ, en su calidad de funcionario de Gobernación, puede obedecer a tres motivos.
Que la burocracia gubernamental le impidió llevar a cabo su labor y fue acotado hasta optar por retirarse; que decidió separarse del cargo ya que tiene ofrecimientos para contender en los próximos comicios para un cargo de elección popular.
La última, puesto que no se habla de que su dimisión se deba a problemas de salud o personales, pudiera ser que lo renunciaron para colocar a un servidor público militante de Morena o cercano a los que se mueven con miras al 2022.
La verdad es que nos quedamos con uno o los dos primeros motivos.