Mario Vargas Suárez
Ayer por la mañana al salir de una colonia popular, al oriente de la capital de Tamaulipas, advertí que el tráfico vehicular se hacía más denso en un punto determinado, por lo que las hipótesis en mi mente sobre lo que sucedía se agolparon.
¿Accidente? ¿Balaceado? ¿Auto en mal estado? ¿Retén de seguridad?
La verdad es que aunque lento, el tránsito vehicular avanzaba poco a poco, en una calle que pese a lo angosta, los microbuses y algunos autos privados, alcanzan hasta 60 Km por hora.
Y la respuesta llegó poco a poco, tan lento como avanzaba mi auto, que por ser automático lo tenía que frenar.
Lo primero que vi fueron muchos autos estacionados de tal forma que dejaban solo un carril para poder circular, no cabía otro vehículo en contra sentido.
Gente a pie, no de la colonia, ajenos al rumbo, hacía pequeños grupos donde podía, ya sobre la banqueta, ya sobre la superficie de rodamiento vehicular.
Lento pero el paso de los autos fue continuo.
Eran pasadas las ocho de la mañana, puesto que los escolares de la Escuela Primaria Venustiano Carranza ya se encontraban en sus aulas. Quizá las 8:30 hrs.
Mucha gente civil, sin armas a la vista, pero también algunas más, ataviadas con ese chaleco institucional verde fosforescente del Municipio Victorense.
El centro de atención era el área verde y estacionamiento que circunda lo que antes fue el Mercado Municipal de la Colonia Constructora de Tamaulipas, ahora convertidas en alguna oficina de la Procuraduría General de Justicia del Estado.
En este mismo espacio, se destinó un amplio salón para la Casa de la Cultura, que en realidad solo opera como salón de danza aeróbica, folclórica y de ejercicios musicales como la popular zumba, aglutinando a amas de casa y estudiantes. Los pocos, varones.
Quizá habría más de 300 almas, pero le puedo asegurar que no llegaban a 50 los que se veían realmente trabajando y lo visible es que estaban cortando la hierba y el pasto silvestre que nace en esta rica tierra.
No quiero decir de ninguna manera que de las mal contadas 300 personas ahí reunidas, no eran trabajadores, quizá son empleados, pero solo unos cuantos se estaban moviendo a marchas forzadas.
Los demás solo miraban, conversaban, observaban atentos a quienes pasábamos por ése lugar.
Las reflexiones que surgieron en mi mente se centraron en la nómina tan grande que con nuestros impuestos estamos pagando.
No busqué la información sobre los hechos, aunque supuse que el Alcalde Oscar Almaráz Smer, llegaría a ese espacio popular, cuando reflexiono sobre el corte de hierba, el clima y la temporada. Además del mundo de personas ahí reunidas, no dudo fue una acción de salud pública para combatir los criaderos de mosquitos del dengue, Chikungunya y Zika.
La campaña me parece perfecta y muy necesaria, pero ese mundo de gente que no hace nada no solo llama la atención, sino que da pie para preguntarnos cuál es su labor específica en estos eventos, aunque tema aparte de los asuntos moraloides en el cobro de salarios.
Quienes saben de temas políticos han especulado sobre la reelección ya legal de algunos presidentes municipales. En el caso de la capital tamaulipeca, el C.P. Almaráz Smer ha hecho buen papel, aunque no ha faltado la pluma que asegure que esa será la última ficha que se juegue porque en realidad, Oscar va tras una senaduría.
La carrera política de Oscar Almaráz no la pongo en duda y soy de los que aseguran es de los Alcaldes más trabajadores por Victoria, pero el equipo de ‘trabajadores’ a su lado, dejan mucho que desear.
Si es porra, se pudiera entender que ya no llaman a la gente de las colonias y entonces ‘jalan’ a la gente de las oficinas del municipio o, ¿han sido contratados exprofeso?
La imagen cuenta. Esta pluma pudiera no escribir sobre el tema, pero es importante que alguien lo haga.