Por: Felipe Martínez Chávez
Pues nada, que Maki Esther se ha creído que puede ser Gobernadora de Tamaulipas por las siglas de Morena ¿se lo permitirán los militantes? Tiene años en esta tierra pero no deja de ser forastera, externa.
Por suerte ¿o habilidades? Se apoderó de Reynosa desde hace cinco años. Ahora quiere el máximo encargo estatal luego de asegurar el ayuntamiento para su cachorro Carlos, o Makito, como mejor se le conoce.
Muy extraño que sus enemigos de Palacio de Gobierno la dejaron “viva”. Abrieron fuego, le tendieron trampas pero a la hora de las definiciones no liquidaron su feudo ¿por qué causas?
Ya no se sabe con qué bandera navega. Si traicionó el origen azul, es capaz de traicionar dos o más veces, dicen. Los morenos no la “tragan” por usurpadora.
Cierto que hoy es la mujer con más trayectoria en el mundo político local, pero tiene más debilidades que fortalezas.
Si se trata de satisfacer egos personales, ahí están los partidos “chiquillos” (como el Verde) que le resuelven el problema, o independiente.
Exhibe más debilidades que virtudes. Para comenzar no la conocen en Tamaulipas. Propiedad suya es Reynosa donde comenzó a construir un cacicazgo de dos periodos municipales y ahora su hijo. Seguro que tratará de mantener el poder por los trienios que vienen.
Busca convencer que ha sido la mejor en la historia no solo de aquella frontera sino de la entidad ¿será cierto? Dejó una ciudad que apesta a drenaje.
Dicen los críticos que “elogio en boca propia es vituperio”. Autolevantarse el cuello es ofensivo, una injuria para los que escuchan. Suena a narcisismo. En última instancia es puro pico, demagogia.
Si ya dispuso meterle lana, debió contratar a gritones que lo digan, no ella.
Una segunda debilidad es que no nació en Tamaulipas. Proviene de Chihuahua.
Un factor más en su contra son los precandidatos reales de Morena, los que tienen años en la talacha como el puntero Américo Villarreal Anaya y Héctor Martín Garza González, los únicos con posibilidades reales de acceder a la ansiada candidatura.
Le apuesta a un elemento que quiere aprovechar a su favor: Que el fiel de la balanza diga que aquí, de entre los seis estados en que habrá elecciones en 2022, van a postular mujer. El partido no tiene damitas con suficientes medallas.