Por Raúl Hernández Moreno
Cada proceso electoral es lo mismo: se lanzan rumores, verdades a medias, citas fuera de contexto, fake news, como diría Donald Trump, para desprestigiar a los adversarios, causar confusión, generar polémica, causar ruido. Los periodistas nos hemos acostumbrado a esta clase de chismes y hemos aprendido a medirlos.
En este proceso electoral se han lanzado esta clase de “toritos” y vamos a ver muchos más de aquí a la elección y después de esta.
El problema de estas rumorología es que crece cuando los actores involucrados no salen a desmentirlos, con el convencimiento de que si ellos no los lanzaron, no tienen porque intervenir, sin importar el daño que esas mentiras les provocan.
Hace algunas semanas se filtró la nota de que entre los candidatos a diputados del PAN estaba Octavio Almanza. Desde un principio se nos hizo una versión fuera de lugar, porque Almanza viene de perder dos elecciones con e PRI. Lejos de aportarle al PAN, le restaría. Almanza es una buena persona, pero le ha gusta vivir a la sombra de otros. Hasta ahora no se ha construido su propia imagen y hay quienes están convencidos de que no es más que una marioneta de Ramiro Ramos.
Hasta ahora los candidatos independientes no han funcionado. No representan un riesgo para los partidos, porque casi todos los que han participado en los últimos procesos, previamente militaron en algún partido. Así no se les pueden creer sus ofertas políticas.
Era absurdo pensar que el PAN recurriera a un candidato perdedor, cuando en sus filas hay decenas de prospectos con una militancia activa en el PAN.
El problema es que ni Imelda Sanmiguel ni nadie del PAN salió desmentir este absurdo y esto exhibió una ausencia de liderazgo en el partido. Al final el propio Almanza salió a decir que la nota no era cierta. Así se desinfló la noticia.
Hace días salió la fake news de Oscar Luebbert incorporándose a Morena y él mismo la desmintió, pero antes de eso, hubo quienes se convirtieron en señores de horca y cuchillo y exigieron a la regidora priista Ana Laura Anzaldúa — prima de Luebbert – que se definiera, que dijera si seguía en el PRI o se iba a seguir a su familiar.
Es ridículo que una dama tenga que dar explicaciones sobre temas en las que ella no se metió.
Es obvio que tanto en el caso de Alamanz como el de Luebbert las fake news tuvieron un origen político. Algún tenebroso filtró la nota con intenciones que solo él sabe.
¿Cuántas fake news vamos a escuchar en los siguientes meses? Seguramente varias. La mejor forma de blindarnos ante esta tipo de mentiras es informándonos, corroborando la noticias. No dejemos que este tipo de versiones nos envenenen.
Por otra parte, los actores políticos ya se hicieron a la idea de que en campaña se lanzará lodo sobre ellos. Las marranadas son parte de siempre. Es una mala costumbre que quizá nunca se elimine.