PERIÓDICO LA RED DE ALTAMIRA #Opinión
Raúl Hernández Moreno
En fecha reciente, el secretario general de la CNOP, Benjamín García Marín, dio a conocer un pronunciamiento en el sentido de que sean los sectores y organizaciones del PRI quienes postulen a los candidatos de elección popular.
De esta manera se democratizaría la elección del candidato. Es una propuesta razonable, no solo para el PRI, también para el resto de los partidos y en general en cualquier asociación política y civil: debe ser la militancia la que decida su destino.
Y es que con todo y que Nuevo Laredo ha tenido buenos alcaldes, la realidad es que todos llegaron por decisiones tomadas desde Ciudad Victoria o la Ciudad de México, pocas veces se ha escuchado la opinión de los militantes.
En el 2001, José Manuel Suárez López obtuvo la candidatura del PRI en la única ocasión en que se ha hecho una consulta a la base y Don Pepe se impuso primero a varios contrincantes de casa y luego al editor Heriberto Cantú a quien vapuleó en las urnas.
Una década antes, en 1988, el PRI hizo el intento de una consulta interna en la que participaron Pedro Pérez Ibarra y el agente aduanal Héctor Bolaños. En pleno proceso, a Pérez Ibarra le dio pánico cuando sus correligionarios le dijeron que iba perdiendo y ordenó el robo de ánforas, con lo cual se suspendió la votación.
En realidad de casi dos mil votos emitidos, Pérez Ibarra obtuvo tres cuartas partes, pero el daño ya estaba hecho. Eso sí le permitieron sugerir como candidato a Arturo Cortés Villada con quien Nuevo Laredo empezó su despegue.
En el 2004, los simpatizantes de Ramón Garza Barrios llenaron el Salón Silverado. Eran entre 6 y 7 mil asistentes. Adentro hacia un calor intenso con tanta gente y recuerdo al profesor Jorge Luis Benavides comentándonos que ante esa fuerza no había nada que hacer: Ramón sería el candidato a alcalde.
Y sin embargo el que llegó fue Daniel Peña.
En el 2010, el alcalde Ramón Garza Barrios pretendió imponer como candidato a Héctor Canales, desde Victoria el gobernador quiso imponer a Carlos Montiel, se pelearon y entró como tercero en discordia Benjamín Galván, que resultó tan mal, tan pésimo alcalde, que provocó las derrotas del PRI en el 2012 con Verónica Flores y en el 2013 con Carlos Montiel. La ciudadanía se desquito de su gobierno de humores y ocurrencias, castigando al PRI. Eso sí, cuando se perdió la diputación dijo que el error era de Egidio Torre porque fue el que puso a la candidata, cuando él la sugirió.
Si la militancia priista, la que está integrada a sectores y organizaciones, la que participa en asambleas y reuniones, la que participa en campañas, la que defiende a su partido aún en las pláticas de café, escogiera a sus candidatos, esto se traduciría en mayor entusiasmo, en mayor apoyo en las campañas, en mayor colaboración en las tareas partidistas.
Por supuesto que escoger a los candidatos no garantiza que estos ganen, pero al menos se les apoyaría con más gusto.