Por Raúl Hernández Moreno
En el PRI ya se avanzó en el tema de la designación del nuevo presidente del Comité Municipal y el ex candidato a diputado federal, Juan de Dios Juanes Carrizales suena fuerte para ganarse, literalmente, la rifa del tigre.
Sería un prospecto adecuado, porque es conciliador y no tiene pleito con nadie. Además, su juventud lo acerca con los jóvenes, y los mayores lo ven con simpatía y respeto, por las ganas con que hizo su campaña.
No es el único, por supuesto. Igual suenan los nombres de Rosa María Alvarado Monroy, el profesor Adán Hernández, Arturo Peña, Javier“Pipo”Peña.
Quien resulte designado, haría bien en abrir las puertas a la militancia y simpatizantes. No solo abrirlas, de verdad, sino además, tomar la lista de afiliados e invitarlos que se acerquen y participen activamente. No hay que esperar a que los militantes se acerquen al partido, hay que buscarlos y convencerlos de que se participen.
Y es que hay personajes que fueron alcaldes, diputados federales, diputados locales, regidores, líderes del partido o los sectores, funcionarios federales, estatales y municipales, a los que solo se busca cuando se pasa la charola para alguna actividad o para que se integren a la campaña, en calidad de“padrinos” financieros. Fuera de esos tiempos nadie se acuerda de ellos. Por eso Ramón Garza se fue del PRI y por eso Horacio Garza se alejó.
Hay que invitarlos a que asistan a las reuniones del partido y los sectores, a que participen en los foros de consulta, en las brigadas asistenciales, en los eventos de capacitación, culturales y deportivos.
Si en el pasado reciente, el PRI se daba el lujo de minimizar a la gente – como a Javier Peña– hoy, convertido en un partido chiquito y sin dinero, tiene que sumar y a darle un espacio a los que voluntariamente se acercan.
Con lo mal que le fue al PRI en la reciente elección, si alguien tiene aspiraciones para el partido, para los sectores, para las candidaturas, hay que darle oportunidad de que participe. Es lo que hacía el PAN antes de ser gobierno y lo que hizo Morena. Al PRI esto les parece incorrecto, porque surgió como un partido emanado del gobierno y siempre lo tuvo todo, pero hoy los tiempos han cambiado.
Mientras tanto, Carlos Reséndez anda dolido porque en los últimos meses se gastó más de 300 mil pesos en apoyar las actividades del PRI, convencido de que Yahleel sería senadora y luego gobernadora, y las esperanzas se esfumaron con la aplastante derrota que muchos vimos con anticipación, pero no quienes se refugiaron en el imaginario de la fe.
Reséndez jugó una apuesta que le tocó perder. Así es la política y así es la vida. No se puede ganar siempre. Solo los mentirosos no pierden, en su imaginación. Y es que hay gente que no quiere perder ni en las pláticas y presumen que siempre de los siempres ganan.