Por Raúl Hernández Moreno
El PRD, PT y Verde no alcanzaron un 3 por ciento de los votos emitidos en la elección del 2 de junio, por lo que no recibirán prerrogativas oficiales, es decir, dinero público para el financiamiento de sus actividades ordinarias.
No van a recibir un solo peso, pero se equivocan quienes creen que al no recibir dinero esto se traducirá en un ahorro en el erario.
En realidad el Instituto Electoral de Tamaulipas seguirá asignando las mismas cantidades de dinero, sujetas a los votos obtenidos por cada partido, pero en vez de distribuir el dinero entre los 7 partidos nacionales lo hará con los 4 que sí rebasaron el 3 por ciento de la votación.
El PAN obtuvo el 48 por ciento, Morena el 28, el PRI el 10 y el MC el 4.
Este año el IETAM distribuyó 196 millones para el PAN, PRI y Morena. El próximo año el presupuesto va a bajar porque no es año electoral y porque hubo una votación del 32 por ciento. A menor votación, menos dinero recibe cada partido. Como referencia, este año el IETAM presupuesto 196 millones de pesos para los tres partidos con registro estatal.
En otro tema, después de cada elección los partidos perdedores, así como los ciudadanos que votaron por un perdedor, buscan justificar sus derrotas con fórmulas matemáticas descalificando al ganador y privilegiando a los abstencionistas.
Gano el abstencionismo, dicen. Bajo ese argumento, hay que entregarle la constancia de ganador a los que no votaron.
¡Qué suave!, ahora resulta que además de que no votaron deben representarnos a todos.
En todo caso hay que ponérselas difíciles. Si de 370 mil electores en los tres distritos, no votaron 268 mil, hay que exigirles que se reúnan en un solo lugar y a voto abierto designen a los tres diputados.
Más que premiar a los que no votan, hay que reconocer el esfuerzo de los que si votaron, Al menos fueron ciudadanos responsables.
Todas las elecciones son diferentes. El que en una elección participe el 73 por ciento, como ocurrió en 1994 y que en 2009 haya participado el 35, no resta méritos al ganador. Así votase el 8 por ciento, el ganador lo será por la voluntad mayoritario de los que se tomaron la molestia de ganar.
Lo ideal sería que votase el 100 por ciento, pero eso no se ve en ninguna parte del mundo y menos en un país surrealista como el nuestro,
A quienes participan en política, como candidatos, como militantes, simpatizantes, o simplemente emitiendo su voto, hay que enseñarles que hay que saber ganar, pero también hay que estar preparados para perder.
Hay que perder con honor. No encontremos pretextos para justificar lo que no se gano en las urnas.
Al que no sabe perder, es mejor que no corra el riesgo de una derrota, que no participe, porque además nadie lo obliga a hacerlo.
El que pierde rara se ves se pregunta por qué perdió y está más interesado en descalificar al que ganó.