Por Raúl Hernández Moreno
Este día concluye la encuesta para seleccionar al nuevo presidente nacional de Morena y el sábado 10 se dará a conocer al elegido.
Dos son los favoritos: Mario Delgado y Porfirio Muñoz Ledo e interesante será la postura que adopte el perdedor. Hasta ahora ambos se han ostentado como ganadores y es natural porque tienen que transmitir confianza entre sus seguidores. El problema es que solo habrá un ganador.
Todo indica que el perdedor va a descalificar los resultados, porque la visión que tienen de la democracia es que si ganan, es porque lo quiso la gente y si pierden, es que hubo fraude.
El próximo presidente de Morena buscará primero ganar la elección del 2021 y luego imponer al candidato presidencial en el 2024.
Delgado es el alfil de la dupla Marcelo Ebrad-Ricardo Monreal y Muñoz Ledo está alineado con Claudia Sheinbaum. Son los moderados contra los radicales que hasta ahora han actuado con ecuanimidad, pero controlando el gobierno federal bien podrían radicalizarse aún más y convertirse en una izquierda furibunda, aplastante, extremista. Los hemos visto en actitudes muy extremistas como a Paco Ignacio Taibo II sugiriendo fusilar a los opositores, en tanto que a Héctor Aguilar Camin y a Enrique Krauze le recomienda que con sus críticas a AMLO mejor guarden silencio o se vayan del país. Más extremista no se puede ser. Y frente a esos excesos ni el Presidente López Obrador ni su metiche cónyuge dicen nada, pero en cambio condenan los exabruptos de Francisco Martín Morena que al menos pidió disculpas en tanto que Paco Ignacio no volvió a decir ni pío.
En otro tema, el Presidente del Congreso, Gerardo Peña ya hizo pública su aspiración de ser candidato a la alcaldía de Reynosa, lo cual nos recuerda que en el 2018 el líder del Congreso era Carlos García y dejo esa posición para competir por Matamoros y mordió el polvo ante Morena.
Esa experiencia debe servirle a Peña para diseñar una estrategia que le permita competir y ganar en Reynosa. No basta con ser Presidente del Congreso para ganar, se necesita mucho más que eso, con el antecedente de que él ya fue candidato en Reynosa en el 2007 y perdió ante Oscar Luebbert. Claro, las circunstancias políticas han cambiado, pues en el 2007 el PAN era opositor y hoy es gobierno, lo que debe hacer más fácil la operación política.
Gerardo Peña también debe resolver el problema llamado Maki Ortiz, cuya lealtad al panismo es cuestionable. ¿Qué va a pedir Maki Ortiz para apoyar al PAN? Seguramente nombrar a su sucesor, porque la mujer se cree dueña de Reynosa. Obviamente no le van a permitir que imponga candidato y es ahí donde se tendrá que hacer una negociación en la que se garantice que si Maki Ortiz no apoya al PAN, que tampoco apoye a Morena y que se mantenga al margen del proceso.
Conseguir la candidatura por Reynosa será lo más fácil para Gerardo Peña, el problema será la negociación con Maki Ortiz y si la convence, la campaña será mucho más fácil.