Raúl Hernández Moreno
El sismo que afectó a la Ciudad de México, Puebla, Morelos, Estado de México y Guerrero, conmocionó a todo el país. Es natural, somos humanos.
Ante la tragedia, los mexicanos se solidarizaron con las víctimas, lo cual ya no es novedad. Es una fama bien ganada, que rebasa las fronteras.
En Nuevo Laredo, la solidaridad es igual a la del resto del país. Primero fue la tragedia del 7 de septiembre, con el sismo de Chiapas y Oaxaca. Justo ayer, partió una caja tráiler con 14 toneladas de víveres, aportada por los neolaredenses. Con el segundo sismo, medio mundo se dijo listo para ayudar, en la medida de las posibilidades de cada quien. Hoy nos tocó ver módulos de acopio frente al monumento a los Fundadores, encabezado por el DIF, hay abiertas cuentas bancarias para recibir donativos en Banorte, Banamex, HSBC, que son los bancos que visitamos. También se instalaron módulos de acopio en la Plaza Zaragoza, frente a la avenida Paseo Colón; junto al monumento a El Periodista, encabezada por la agrupación Mujeres en los Medios de Comunicación; la empresa Palos Garza colocó otro módulo en el estacionamiento de Soriana Reforma.
En el aeropuerto Quetzalcóatl se instaló otro. Hay también en la Cruz Roja, en Radiorama, vimos otro en una joyería, frente a la plaza México, en los comités municipales del PRI, PAN, Morena. En escuelas privadas y públicas también se reúnen alimentos, medicamentos y otra clase de ayuda. Todo mundo quiere ayudar, con lo que su propias circunstancias se lo permitan. Y toda ayuda es bienvenida.
Emociona tanta solidaridad en medio del luto nacional.
En la Ciudad de México, la sociedad civil salió a las calles a ayudar en el rescate de las víctimas. Es la misma historia de 1985. Miles de ciudadanos llegaron a los puntos donde hubo derrumbes de inmuebles y no les importo poner en riesgo su integridad física con tal en contribuir en el rescate de los atrapados. Cada persona rescatada, incluso mascotas, fue recibida con entusiasmo, con emoción, con alegría. No importo no saber de quién se trataba. Lo que importaba es que es un ser humano y sobrevivió. La emoción de los voluntarios, la compartimos los mexicanos, desde nuestros hogares. Ayer fue un día de emociones intensas. Muchos sufrimos con el dolor ajeno.
Con la sociedad civil, el gobierno reaccionó de manera inmediata, empezando por el Presidente Enrique Peña Nieto, a diferencia de la actitud pasiva que en 1985 asumió Miguel de la Madrid, quien ante la tragedia entró en shock y tardó mucho en reaccionar.
Peña en cambio se regresó de Oaxaca, en donde su avión estaba a minutos de llegar, luego sobrevoló la Ciudad de México para ver de manera personal el impacto del sismo. Instruyó a su gabinete para actuar de inmediato, el mismo acudió a la escuela Enrique Rébsamen para ver de qué manera se trabajaba. Vimos un Presidente actuando como Presidente, muy alejado a los memes con que tanto se le desprestigia y que de paso nos desprestigian como país. Está asumiendo el liderazgo que su investidura le obliga.