Por Raúl Hernández Moreno
Antes del 9 de septiembre habrá cambios en el Comité Directivo Estatal del PRI, anuncio Eruviel Alonso, delegado del Comité Ejecutivo Nacional de ese instituto político en Tamaulipas.
El 9 de septiembre arranca el proceso electoral 2018-2019 que tendrá como punto culminante la renovación del Congreso, el domingo 2 de junio del 2019.
Alonso dio a conocer que la renovación puede ser por designación directa del CEN, si los priistas de Tamaulipas no se ponen de acuerdo en las siguientes semanas.
Sergio Guajardo Maldonado cubría un interinato que ya se cumplió, además de que rindió malas cuentas pues el PRI no ganó en la elección presidencial, perdió las dos senadurías, las nueve diputaciones y solo gano en 6 de los 43 municipios, y aparte pura chiquillada.
Y aunque el PRI perdió de fea manera, hay personajes interesados en tomar las riendas, entre ellos anote a Enrique Cárdenas del Avellano, Alejandro Etienne, Edgar Melhem, Roberto González Barba, Jesús Valdez Zermeño.
Este último tiene en su curriculum haberse hecho cargo del PRI de Nuevo Laredo después de una derrota, en el 2001 y 2014, cuando se acababa de perder la diputación federal en el 2000 y la presidencia municipal en el 2013. En ambos casos tuvo un liderazgo exitoso pues en el 2001 con él se gano la presidencia municipal en el 2001 y la diputación federal en el 2015.
Pero además, en el 2015, estableció una estrategia bien fregona, pues a sabiendas de que era poco probable que el PRI ganase en Nuevo Laredo – lo que efectivamente sucedió— se respaldó en el carisma de Claudia Ochoa para ganarse el voto de los municipios de Guerrero, Mier, Miguel Alemán y Camargo, que a final de cuentas permitieron ganar. Eso es ser estratega.
Además, Jesús Valdez al ser fronterizo sería un plus para el norte de Tamaulipas.
A otro neolaredense que también la agrada la idea de dirigir al PRI estatal o el municipal, es a Javier “Pipo” Peña, aunque francamente sus posibilidades de llegar son reducidas. En lo que si le damos la razón es en que el PRI tiene que renovarse a nivel estatal y municipal.
El PRI sigue teniendo en Nuevo Laredo un colchón de 40 mil votos cautivos, que son insuficientes para ganar, pero son un buen principio para empezar y ganar nuevos adeptos. Ya en tiempo de elecciones, les toca a los candidatos trabajar, ganar adeptos entre los apartidistas y no limitarse a pensar en que van a ganar porque son el señor simpatías.
El PRI no gana en Nuevo Laredo desde el 2012 y pese a ello su voto cautivo se mantiene en los 40 mil votos. A estos priistas les ha tocado mala suerte y a pesar de ello no se rajan. Están al pie del cañón, convencidos de que algún día volverán a las grandes ligas.