Por Raúl Hernández Moreno.
El 14 de diciembre arranca la pre-campaña para los pre-candidatos a la presidencia de la república. Es requisito que haya por lo menos dos pre-candidatos para que un partido pueda hacer pre-campaña.
El año pasado, en Tamaulipas el PAN registro dos pre-candidatos, Francisco García Cabeza de Vaca y Federico Elizondo, lo que permitió al primero recorrer todo el Estado para mejorar su posicionamiento. De Kiko nunca se supo nada.
El PRI despreció la pre-campaña, prefirió que Baltazar Hinojosa fuese solo, convencido de que la pre-campaña no era necesaria. El tiempo confirmó que el PRI cometió un grave error.
Y aunque todo mundo sabe que Andrés Manuel López Obrador será el candidato de Morena, además de él se registrara como pre-candidato Gerardo Fernández Noroña, lo que permitirá que el tabasqueño aproveche le pre-campaña.
Y en el PRI es altamente probable que además de José Antonio Meade Kuribeña, se registre otro pre-candidato, aunque sea de mentiritas. Desaprovechar la oportunidad, sería fatal para el PRI. No puede darse ese lujo, cuando sabe que hasta hoy el aspirante priista mejor posicionado era Miguel Ángel Osorio Chong.
Meade, doctor en economía, cinco veces secretario de Estado, de 48 años, reúne las características para ser buen presidente, pero hasta ahora se vislumbra como mal candidato. Su principal fortaleza es que no milita en ningún partido y será presentado como un candidato ciudadano, pero en este momento no sabemos si esto le sirva para alcanzar y rebasar a Andrés Manuel López Obrador, en campaña desde el 2004, por lo menos.
Si Meade gana la presidencia de la república, puede ser buen Presidente, pero difícilmente será un estadista, a la altura de Benito Juárez, Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles o Lázaro Cárdenas. México tendrá que esperar para que surja un personaje más preocupado por el país y el futuro, que en garantizar su patrimonio familiar. Obregón y Calles, con todo y su fama de asesinos, crearon instituciones que perduran.
Para López Obrador tener como contrincante a Meade le facilitará una campaña más ordenada, más respetuosa, más legal, por parte del PRI.
Con Osorio habría sido un choque de titanes, de brabucones, de golpistas, de camorristas, se la pasarían golpeándose, al tú por tú. El tabasqueño debe estar contento con la decisión del PRI, sabe que Meade no lo golpeara y cuando lo critique lo hará con delicadeza.
A López Obrador solo debe preocuparle que el PAN postule a Ricardo Anaya, ese sí que le daría hasta con la cubeta, al mejor estilo de los rudos de la lucha libre. Y no es que les tenga miedo a los rudos, en el pasado enfrentó a Diego Fernández y se dio el lujo de sacudirlo, pero para los camorristas siempre es mejor pelear con un bulto, para no correr el riesgo de perder.
Meade debe empezar a crecer a la voz de ya, si desea superar a López Obrador, lo que está por verse.