Por Raúl Hernández Moreno
Gracias a los periodistas de Televisa, hoy todo México sabe que José Antonio Meade es un fraude y que el genio que él se inventó, es producto de su imaginación.
Un individuo que escribe un libro y no sabe cómo se llama, no puede ni merece ser Presidente de México.
Se equivocaron quienes antes del destape de Meade sostenían que iba ser un mal candidato, pero si ganaba sería buen Presidente. Ni buen candidato, ni buen Presidente.
De esa desmemoria nada bueno puede salir.
Igual y gana y se le olvida que ya nos recetó un gasolinazo que disparo el litro del combustible a 20 pesos, centavos más, centavos menos.
Igual y gana y nos aumenta el IVA a 18, a 21 por ciento, con la justificación de que la misma tasa se aplica en otros países.
Igual y gana, y convierte a Carlos Romero en el Fiscal Anticorrupción o en Director de Pemex.
Hay muchas razones para no votar por Meade. Si en el 2006, López Obrador era un peligro para México, hoy Meade es un peligro para los mexicanos.
Afortunadamente, Meade no ha crecido en el ánimo de los ciudadanos y las posibilidades de que gane son nulas. Y es que nadie le cree que es un candidato ciudadano, porque no se le puede creer cuando trabajo para Felipe Calderón y Enrique Peña.
Los ciudadanos lo siguen viendo como un títere al servicio de Enrique Peña y del PRI, para los cuales no hay la menor crítica y que raro que a López Obrador le detectó dos departamentos y en cambio ni por enterado se dio de la Casa Blanca de 7 millones de dólares de Peña Nieto. O sea la justicia se aplica a conveniencia.
Peña Nieto se equivocó al imponer a Meade y el PRI se equivocó al permitirlo. Hoy se pagan las consecuencias de ese error y pareciera haber poco margen para enmendar el camino.
Si Meade quisiera crecer, haría bien en empezar a deslindarse de Peña, de Romero Deschamps, de Gamboa Patrón, de Manuel Cavazos, de Fidel Herrera, Rodrigo Medina y cientos y cientos de priistas que han incurrieron en excesos, la ciudadanía lo supo y espero un castigo, pero en vez de castigos, les dieron premios y ahí está el caso de Manuel Cavazos, con su fallido canal intracostero en el que se tiraron millones de dólares y nadie lo llamo a cuentas y hoy le dan una posición en el PRI.
Pero Meade no tiene valor ni talento para deslindarse de Peña y en el remoto caso de que lo hiciera no sería creíble. No a estas alturas en que está empantanado.
Meade será el sepulturero del PRI, como lo fue Francisco Labastida en el 2000. Después de lo de Labastida, el PRI tardó 12 años en regresar, ¿cuánto tardará en reponerse con Meade?
Con la diferencia de que la izquierda ha demostrado ser muy tenaz para gobernar, como se ha visto en la Ciudad de México, en la que tiene 21 años y al PRI lo envió al tercer lugar, pero muy empequeñecido.