Raúl Hernández Moreno
José Alberto Ramos Zapata fue dirigente municipal del PRI en el 2012-2013. Fue un experimento de Ramiro Ramos Salinas, entonces presidente estatal del PRI. Fue un mal experimento, tan malo que el PRI terminó perdiendo la presidencia municipal.
Ramiro Ramos pensó que por ser constructor José Alberto podría servir para atraer al PRI a empresarios y sociedad civil. El resultado fue lo contrario: los alejo.
Lo peor es que cuando el PRI perdió, Ramos Zapata quiso protegerse y pensó que lo mejor era argumentar que hubo fraude. Así se lo sugirió la noche de la derrota a Carlos Montiel, que era candidato a la alcaldía, pero este frente al dolor del fracaso, tuvo la suficiente entereza y madurez para reconocer que los resultados no le eran favorables, “hayan sido como hayan sido”, porque fue un proceso desaseado.
Ramos Zapata no solo fue una decisión errónea, lo sigue siendo, pues lo acaban de detener en Laredo, Texas, bajo el cargo de no haberle pagado 3 mil 495 dólares a un chofer suyo. Incidente de pena ajena.
En los primeros meses de la administración de Carlos Canturosas, Ramos Zapata tuvo problemas con una obra ejecutada por su constructora porque no cumplió con los estándares de calidad requeridos. Si la administración no lo exhibe, nadie se habría enterado que trabajaba para el gobierno al cual combatió en el proceso electoral, al menos en teoría.
Después de Ramos Zapata, al PRI llegó otro empresario, Enrique Reséndez Covarrubias quien buscó ser candidato a la alcaldía, no se lo permitieron y en protesta le entrego al PAN la información sobre la estructura territorial del PRI. Fue un regalo fundamental para que el PAN pudiese contactara esa estructura y neutralizarla. Fue uno de los muchos factores que contribuyeron al triunfo panista.
Reséndez, al igual que Ramos Zapata, llegaron al PRI sin experiencia política previa, sin haber ocupado cargos administrativos. El primero fue un capricho de Ramiro Ramos, el segundo de Benjamín Galván, con ambos el PRI tuvo malos resultados, tan malísimos que aún no se recupera.
En otro tema, quizá pocos se acuerdan que en el 2013 el PAN le ofreció a Yahleel Abdala ser candidata a diputada local. Lo hicieron porque ella era regidora por el PRI y en la administración 2010-2013 se distinguió porque un día criticaba al alcalde Benjamín Galván y al día siguiente lo volvía hacer. Actúo como opositora y se ganó el respeto de más de uno. Tras recibir la invitación, ella lo consultó con su señor padre, quien tras escuchar a los emisarios panistas, finalmente les dijo que no. Después de que Yahleel ganó la diputación federal en el 2015, chocó una y otra vez con el alcalde Carlos Canturosas quien incluso en alguna ocasión la detuvo en seco, en un evento en la vecina ciudad, cuando la legisladora la alzo la voz señalando que era la diputada federal, a lo cual Canturosas le recordó que él era el presidente municipal.
¡Que vueltas da la vida!, ahora a Canturosas no lo quieren en el PAN, al menos la cúpula, y en cambio Yahleel tiene tan excelentes relaciones con los panistas.