Por Raúl Hernández Moreno
Meses atrás, cuando estaba en marcha el proceso electoral presidencial, dijimos en este espacio que de ganar Andrés Manuel López Obrador replicaría el modelo que la izquierda impuso en la Ciudad de México desde la primera vez que ganó en 1997, es decir, buscaría fraccionar, aplastar y achicar a la oposición, para lo cual emplearía todas las herramientas de la política, en el mejor sentido de un José Fouche.
Desde 1997, en la Ciudad de México la oposición es muy chiquita. Cuando el PRD gobernaba solo el PAN representaba esa oposición. Morena sustituyó al PRD y sigue la misma historia. El PAN representa la oposición chiquita más fuerte, en tanto que el PRI y el PRD no pintan.
No nos equivocamos con nuestra apreciación. Apenas va para tres meses del nuevo gobierno y aprieta en todos lados, para obtener mayorías.
En la Cámara de Diputados, Morena acaba de sumar nueve votos más con la renuncia al PRD de su coordinador de bancada, Ricardo Gallardo. De esta forma ya tiene la mayoría calificada: 335 de 500 diputados, para reformar la Constitución sin necesidad de negociar con sus opositores.
En los Estados controla 18 de los 32 congresos, y para avalar las reformas constitucionales necesita 17.
Este año habrá elecciones en cinco estados y Morena quiere todo. En Baja California se elegirá gobernador, 5 alcaldes y 25 diputados; en Aguascalientes, 11 alcaldes; Durango, 39 alcaldes; Quintana Roo, 25 diputados; y Tamaulipas, 36 diputados.
Baja California tuvo el primer gobernador opositor en la historia del país, en 1989, con Ernesto Ruffo Appel. El PAN conserva la gubernatura desde entonces, pero esa historia se va a terminar.
Mitofsky acaba de publicar una encuesta, con fecha del 19 de febrero, en la que le asigna una preferencia de 46 puntos a Morena, 11.2 al PAN y 5.7 al PRI. Esas preferencias es casi imposible revertirlas de aquí a 102 días de la elección.
Cuando el PAN gobernó al país, todo siguió funcionando igual. Nada cambio. La izquierda, Morena, en cambio, le apuesta a los cambios, sabe operar, sabe de estrategias, sabe moverse, sabe dirigir. En la Ciudad de México, todo cambió y para bien, hay que reconocerlo. En el pasado quedaron los días en que daba miedo viajar a la Ciudad de México. Ahora, ir en plan vacacional, es una chulada.
Hasta ahora Morena no está gobernando bien. El Presidente comete error tras error, todos los días. Su gabinete no le ayuda. Hay signos macro-económicos preocupantes. Los especialistas han de decir, al respecto, que el gobierno apenas empieza. Ojala sea eso.
Lo cierto es que el Presidente y Morena cada día son más fuertes, con todo y los errores que cometen. Hay un enamoramiento AMLO-Morena con la sociedad. Como la sociedad está enamorada, todo perdona. Por ahora. ¿Qué tanto durará este enamoramiento? Imposible saberlo.
Morena va por más, mucho más. En el fondo los intelectuales de la izquierda saben que para transformar una nación, para bien, se necesitan entre 20 y 30 años. Es posible que esa sea la apuesta de los morenistas pensantes y para ello necesitan debilitar aún más a los partidos, como lo hacen en estos momentos.
Los opositores necesitan despertar, reagruparse y dar la pelea. Se necesitan contrapesos, por el bien del país.