
Por Raúl Hernández Moreno.
“Sí esta complicado, ya nada es fácil. La verdad antes ser candidato del PRI era una garantía. Hoy en día están los tiempos más difíciles, más competidos”.
La anterior es una declaración de Efraín de León León, secretario general de la CNOP en Tamaulipas y aspirante a la alcaldía de Río Bravo, municipio gobernado por el PRI.
Y sí, los tiempos están difíciles para el PRI, aún en las ciudades que gobierna, como Río Bravo, Matamoros, Victoria, Tampico.
Y es que van juntas las elecciones local y federal y los trenes de Morena y el PAN, dirigidos por Andrés Manuel López Obrador y Ricardo Anaya, los van a arrollar, salvo que en los próximos meses surja una estrategia fregona por parte del PRI-gobierno que bloquee a los dos trenes citados. Pero se necesita una acción desesperada, tipo la de 1994 y aún hay el riesgo de que la ciudadanía no se trague una maniobra como esa. Y es que la mayoría de los mexicanos están hasta la madre, como diría el poeta Javier Sicilia, por los desaciertos gubernamentales de los últimos tres sexenios.
Pero además, para los más de 50 millones de pobres que hay en el país, ya nada peor les puede ir. Están tan acostumbrados a la miseria, que vivir así otro sexenio no les afecta. Y ese es el riesgo de que esa mayoría opte por un cambio diferente al PRI y al PAN. Total si les fue mal con el PAN, y luego les fue mal con el PRI, bien pueden darle oportunidad ahora a Morena, y si se equivocan no pasa nada, todo seguiría igual como hace tres sexenios.
Pero volviendo con Efraín de León, sorprende su franqueza. Todos sabemos que el PRI llega al proceso electoral de Tamaulipas con las preferencias ciudadanas en tercer lugar. Solo el PRI lo desconoce, al menos en público.
Y el problema para el PRI es que aunque las elecciones locales y las federales suelen ser diferentes, ahora van ser una misma, y los candidatos presidenciales van a jalar votos para los candidatos a senadores, a diputados federales y a alcaldes. Es inevitable que sea así, porque la ciudadanía suele votar en paquete. El voto cruzado sigue siendo mínimo. Y con ese panorama, con ese gris candidato que es José Antonio Meade, el PRI tiene todo en contra.
Para el PRI, se acabó la dictadura perfecta, como la definió Mario Vargas Llosa. Se acabaron los tiempos en los que cuando el PRI no ganaba, arrebataba, como dijo Alfonso Martínez Domínguez. Se acabó el corporativismo, el voto sectorial. Ahora un líder podrá presumir que tiene 100 afiliados y los va a llevar a votar, pero no sabe por quién lo harán. Pedirles una copia de la boleta no garantiza nada. Ni siquiera darles 500 o mil pesos por su voto.
Ahora hay competencia. Ahora hay que generar confianza, ganar votos, para ello hay que hablar con la verdad, no hacer promesas que luego no se cumplen. Para creerle a los funcionarios no basta con que plantee una propuesta que luego rechaza al que se presentó. Tiene que plantearla y concretarla, es la forma de ganar la confianza ciudadana.