Ruido mediático
Por: Raúl Hernández Moreno
El tema del 3 de 3 ha sido manoseado, ninguneado, vilipendiado, injuriado. Cada vez que algún político de la vida nacional presenta su 3 de 3, se presta para el escarnio y para sembrar la sospecha sobre la veracidad de lo auto-declarado.
Así paso con Enrique Ochoa Reza, con Andrés Manuel López Obrador, con Ricardo Anaya. Los tres salieron raspados. Cada uno de ellos presentó su auto-declaración e investigaciones periodísticas se apresuraron a desacreditarlos y hacer notar la diferencia entre lo declarado y el monto real de lo poseído.
Enrique Ochoa declaró bienes por casi dos millones de dólares y casi casi de inmediato una investigación periodística aseguro que era dueño de una flotilla de 110 permisos para taxis y 83 vehículos, además de obras de arte, incluyendo tres cuadros de Frida Kahlo, uno de los cuales habría comprado por 5.6 millones de dólares a través de la casa de subastas Christie”s.
Andrés Manuel López Obrador se voló la barda. Dijo no ser dueño de nada: ni casa, ni terreno, ni vehículos, ni joyas, ni obras de arte, ni un solo sillón, ni libros, ni cuentas bancarias. No tiene nada de nada y vive de lo que le paga Morena: 50 mil pesos mensuales, lo que le alcanza para andar viajando todo el tiempo en avión y camionetas último modelo, quedarse en los mejores hoteles y comer en los mejores restaurantes y residencias, porque en casi todas partes lo invitan a sus casas los empresarios y políticos. Nadie le creyó a Don Andrés, es más, ¡Ni Obama le creyó!
A Ricardo Anaya le fue como en feria, primero presentó una declaración donde aseguro tener ingresos familiares de 2.6 millones de pesos año, pero con gastos de 4.8 millones. Jamás reconoció el error garrafal y encima investigaciones periodísticas informaron que tenía viviendo a su familia en Atlanta y que de 2014 a 2016 realizó 121 viajes redondos, a un costo de 50 mil pesos cada uno.
Ante los señalamientos, filtrados desde su propio partido, Anaya salió a dar explicaciones y se enredó más. Dijo haber vendido dos años antes una nave industrial en 53 millones adquirida mediante créditos bancarios y ser dueño de locales comerciales que le dejaban 300 mil pesos mensuales en renta.
De 10.2 millones de pesos declarados en el 2014, paso a 142 millones en el 2016, de acuerdo con denuncias periodísticas, que ya se sabe no tienen ningún impacto legal. Todo se reduce a ruido mediático y ya ni siquiera se alcanza el objetivo de hacer sentir mal a los políticos. A los bandidos no les preocupa que los llamen bandidos.
Total que este asunto del 3 de 3 se presta para la chunga. Nadie se cree lo que declaran los políticos y uno se pregunta si valdrá la pena seguir con este tema y enterarse de que nuestros políticos viven como reyes, pero tienen ingresos de asalariado. Más efectivo seria que se aplicara la ley, que se investigaran las denuncias de corrupción y castigar a los corruptos, pero eso sucede muy esporádicamente y solo cuando el Presidente en turno quiere cobrar afrentas pasadas.