
EL CLAN GEÑISTA SE DESMORONA
Por José Dósal Hernández
La evolución de simples comerciantes a grandes empresarios e influyentes políticos fue avasalladora.
Residencias, autos de lujo, viajes, casas en Cancún con muelle y yate, aviones, viajes a cualquier parte del mundo con cargo al erario estatal y un sinfín de privilegios que sólo se obtienen con el poder político.
Las familias pudientes victorenses siempre habían mantenido el poder político y empresarial de “medio pelo”.
Pero un día Tomás Yarrington, encontró en Eugenio Hernández Flores, ciertas capacidades y aptitudes y le abrió las puertas de las grandes ligas.
Fue como una catapulta cargada de hambre de poder.
Y 12 años los Tamaulipecos pero en especial los capitalinos fuimos testigos del impresionante poder que tomaron y se transformaron.
Se apoderaron ilegalmente de grandes extensiones de tierra, los mejores y más jugosos contratos los manejaron sus familias, sueldos gubernamentales, puestos importantes en el Gobierno y la política, sus negocios florecieron y ahora si, ya tenían el título de político-empresarios.
Mientras el pueblo habitado por mortales sorteaba su suerte diariamente ante la ola de violencia que nos envuelve y que sólo los de abajo la percibimos.
Eugenio Hernández, dejo de ser el ingeniero para convertirse en el jefe, el patrón, el padrino de la clase política.
De habitar en modestas y céntricas casas cuyo diseño data de los años 50, se mudaron a exclusivos y privados fraccionamientos de su propiedad.
La “dolche” vida les sonrió.
Oscar Guerra Gómez, abandonó el San Luisito y emigró a una casona en un fraccionamiento privado y también compro casa en Texas.
Tamaulipas seguía su camino hacia la mortandad e inseguridad.
Los padres viven con el Jesús en la boca ante el temor de no volver a ver sus hijos que a diario salen a la escuela o buscando oportunidades.
Las riquezas del grupo político Victorense se veían en las abultadas cuentas bancarias y sus excéntricos lujos.
Comenzaron a vivir en Cancún, Suiza y otros países.
La vorágine del poder los orillos a lo peor, aprender a matar para conservar el poder, asustados tuvieron que aceptar el crimen de Rodolfo Torre Cantú, y con la cabeza fría pensar en su sucesor.
Lejos de esperar a que el PRI nacional tome una decisión, dieron la estafeta a Egidio Torre Cantú y así, nuestros otrora honestos y sencillos comerciantes entraban al juego rudo de la narco-política.
Un episodio más en su evolución se cumplía satisfactoriamente, el poder se mantendría en Victoria.
Un trama político-policiaco como para ser tomado en cuenta por Martín Scorsese o Mario Puzo, directores y escritores de las taquilleras películas Buenos Muchachos y El Padrino.
Manuel Cavazos Lerma, era relegado del poder y como todo sabio padrino emprendió la retirada, pero fue el creador de este grupo.
El billete verde llegaba en maletas, empresarios, políticos y capos besaban la mano del Grupo Victoria.
Fernando Cano “El Paviche”, de vender tornillos en la de Berriozabal o manejar un vetusto camión de volteo, ganó los mejores contratos de construcción ganándose el mote de El Rey Midas”.
Dejaron de invertir en tiendas de ropa herencia de sus familias, refaccionarias o ferreterías, y otros negocios pinchurrientos, para entrar de lleno al financiamiento de campañas políticas.
Ahí está la de Fernando Tirando Fernández, de San Luis Potosí, (Ahí coloco en la SCT a César García) la de Roberto Borges Angulo, de Quinta Roo, (Metió a Jiménez Riestra) la del mismo Felipe Calderón Hinojosa, incluso la de Enrique Peña Nieto.
Varios candidatos no querían porque el precio era alto, los principales y más redituables cargos eran para la gente de Eugenio.
No había otra que aceptar, era casi casi una orden presidencial.
Eugenio estaba en Los Pinos.
Mientras el grupo seguía su ascenso, Tamaulipas desde Nuevo Laredo hasta Tampico, se cubría de sangre y pedazos de inocentes que contribuían al famoso “daño colateral” de Calderón, al “no pasa nada” de Egidio, al, son “hechos aislados” de Geño.
Miles de millones continuaban embolsándose.
La humildad y sencillez desapareció de su vocabulario.
Su tierra natal, Victoria, está hecha pedazos.
Arrasaron con todo lo que oliera a dinero.
El viernes el Gobierno de los Vientos del Cambio, de Francisco Javier García Cabeza de Vaca, tratando de enderezar la situación estatal y regresar el equilibrio que se perdió asestó un importante golpe a la impunidad y arresto a Eugenio, el artífice de muchas desgracias de los Tamaulipecos.
La actual administración sabe que no será fácil regresar la tranquilidad y la confianza del pueblo hacia los políticos, pero ya comenzaron.
Desterrar viejos y asentados vicios no se quitaran de la noche a la mañana.
Igual y no se logra del todo, pero un equilibrio, un respeto para el pueblo, un respeto por las leyes y regresar muchas cosas a su cauce original contribuirán mucho al Tamaulipas que se perdió hace años.
El dinosaurio que durante 86 años habitó Tamaulipas, está herido de muerte, pero como todo animal va a evolucionar o como todo grupo debe de restructurarse y seguramente regresará al campo de batalla, pero deberá de evaluar los daños causados al pueblo y mostrar con ello, una nueva oferta.
Los victorenses nos sentíamos orgullos de tener dos gobernadores, sin embargo nos desilusionamos al ver al pueblo convertido en una zona de guerra.
Salga mañana o dentro de unos meses, Eugenio Hernández, sabe que el golpe político es demoledor.
Al cruzar el umbral del penal, el otrora ex poderoso e influyente ex gobernador debió sentir que se les vino el circo abajo y se acabó la sombra de Los Pinos…a veces es mejor una retirada con honor que una derrota humillante…
Su equipo está temeroso, el patriarca está tras rejas y seguramente algunos de ellos seguirán su mismo destino.
Mientras a Victoria, ciudad noble que lo vio nacer, el alcalde Oscar Almaraz Smer, su amigo, su socio, su cómplice y su Judas, le cantaba las mañanitas por su 267 aniversario de su fundación, a Geño su hijo prodigo, le leían sus derechos. Estaba detenido.
Camino a la cárcel, en la Van blanca, debió voltear hacia Palacio ahora habitado por Cabeza de Vaca y ahí entendió las reglas más sencillas de todo ser humano, “nunca veas enemigo pequeño” o “cuando vayas para arriba fíjate a quien pisas porque de bajada te los encontraras”.
Geño, Almaraz, Ricardo Gamundi y otros, abusaron de su poder y siempre ofendieron al actual gobernador siendo este alcalde Reynosa.
En su celda debe estar escribiendo….”La amistad se refleja en la cartera o el poder no se comparte”.