Por José Dosal Hernández
La vida nos coloca siempre en el lugar, el momento y con la persona indicada.
…Todos de niños comenzamos a tener sueños y amores platónicos, algunas veces inalcanzables pero que marcan nuestros corazones y sentimientos.
De niño (10 años), perdidamente me enamoré de una niña güerita, pelo corto, que paseaba por las calles de mi barrio (La Mainero) en su bicicleta y de vez en cuando llegaba a la vulcanizadora de mi padre, El Manaco, (0 y 00 González) inflar las llantas.
Tampoco estaba tan tirado a la calle, futbolista, vulcanizador, cargador del camión de volteo de papa, albañi en veces, no había Gym, era chinga rústica fabricando Block, porque éramos 10 hermanos y todos trabajamos y comíamos como náufragos y éramos unos mil usos.
Sin camisa, sudado, con manchas negras del polvo de los neumáticos automotrices siempre estaba ahí esperando a inflarle las ruedas de su bicicleta.
¿Cuánto es?, me decía.
Nada.
Como quiera ponía sobre mi mano (con cemento para vulcanizar cámaras) dos monedas de 20 centavos, yo en cuclillas, con la manguera en la mano (la del aire, aclaro).
Y se marchaba por la calle González.
La seguía con la mirada.
¡Pero un día, un día!, me decía por mis adentros.
Así pasó el tiempo.
En veces la esperaba en una banca de concreto de la placita de la Escuela Himno Nacional, donde ella estudiaba en la nocturna.
Sólo me conformaba con verla pasar acompañada por algún amigo.
Otras veces me sentaba en la puerta de la casa de mi tía la maestra Teresita Dosal, entre el 5 y 6 Mutualismo y con enorme pavor le saludaba ¡buenas noches! No era tan grosera, a veces me contestaba.
Una o dos veces me permitió acompañarla dos o tres cuadras a lo mucho.
…Uta!, eran los momentos más bonitos de mi vida.
Pasó el tiempo y jamás me atreví a ir más allá de un saludo, la perdí de vista por años, supe después, había migrado a Acapulco.
El tiempo pasó y siguió su curso.
Una noche, mi amiga, mi comadre Alicia, organizó una fiesta y en el patio estaba ella platicando con un ca… del barrio. Ya no era el vulcanizador ni el vendedor de gorditas en las cantinas, era el reportero de nota roja, entre los más chi…, ¡bueno estaba Rogelio, Temo y mi compadre Buendía!
Y me lancé y lo corrí, ya no estaba dispuesto a perder la oportunidad, (¡Ponle de aquí bato!)
Y ahí comenzó una aventura que no ha terminado, tres hijos y tres nietos.
Falta mucho por contarles… cosas tristes, alegres, problemas, llantos y lágrimas.
(Nos casamos un 23 de enero de 1993).
Preocupaciones por mi trabajo.
Miedos por amenazas, temor por no regresar de un accidente, no salir vivo de un motín en el penal.
Hoy estamos canosos, cansados, pero juntos, con menos problemas, pero con más achaques.
¡Gracias Chío por todo, gracias por soportar tanto, gracias por no sacar tu hombro cuando más lo necesité, por mantenerte firme ante toda adversidad como una guerrera que en ocasiones lloraste en silencio, pero con la mirada firme, líder en el hogar, fuerte y dura con nuestros hijos!
HEMOS vivido la vida a nuestra manera, con fortuna y sin fortuna.
DIOS TE BENDIGA Y GUARDE MUCHOS AÑOS.
FUE UN AMOR DE NIÑOS…
Un día les contaré de las corredizas de Lalo, Balde, Quique y Miguel, sus tíos…
Al fin me aceptaron, porque el tío Lico les jaló las orejas….
FELIZ CUMPLEAÑOS…