Por: Juan R. de la Sota
El reducido grupo de priistas que de manera desorientada, desorganizada, sin proyecto ni rumbo, con gran desunión y que de forma caprichosa y sin el aval del priismo estatal, dirigen al PRI de Tamaulipas, no han entendido que deben privilegiar la unidad y lealtad para fortalecer al instituto tricolor, con el objeto de recuperarse de la vapuleada que le asestaron en la pasada elección constitucional.
Quienes integran el Comité Directivo Estatal del PRI, tendrán que asimilar su retirada lo más pronto posible, pues los humos de la contundente derrota los mantiene con imagen de perdedores y deben ubicarse donde hagan menos daño.
Ello, porque representan más de lo mismo y permitir que venga gente nueva, con ganas de trabajar y con diferentes proyectos que puedan generar los espacios de participación que le permitan al PRI recuperar el poder público.
Para los priistas, no es el momento de la crítica y golpeteo interno, para disputarse la dirigencia estatal del tricolor y las próximas candidaturas, sobre todo al Senado.
Son tiempos de trabajo, porque, por si no se han dado cuenta a su partido, el PRI, por no tener poder público, lo abandonaron hasta esos que se decían fieles militantes y que por consecuencia está al borde de la tumba política.
Los actuales “líderes” del PRI tamaulipeco, tendrán que hacerse a un lado e insistir a su mente la determinación de desechar aspiraciones políticas personales y tener muy claro que en lo que tendrán que dar todo su esfuerzo, es en recuperar la fuerza y el poder que durante muchos años tuvo el PRI y que le dio trabajo a sus militantes y beneficios a sus simpatizantes.
La actual dirigencia priista, no ha podido, ni tan siquiera reorganizar a sus sectores CTM, CNOP y CNC, ni a todos esos priistas que durante muchos años gritaban su militancia y no se quitaban la camiseta del PRI ni para dormir.
De ese tipo de liderazgo no necesita el PRI en estos momentos que se encuentra moribundo, sino requiere de dirigentes comprometidos con los ideales del partido, trabajar a favor de la gente y que ejerzan los puestos de representación popular con honestidad y resultados.
También que permitan que personas de la sociedad lo representen en las diputaciones locales y federales, regidurías, sindicaturas y otros puestos públicos, desterrando el nepotismo, porque hay pruebas que son puros familiares los que ostentan los cargos públicos.
Quienes resulten elegidos para encabezar el CDE del PRI, tendrán una tarea muy difícil, para resolver ese gran problema de debilidad y desaires que enfrente el instituto tricolor, por lo que tendrán que acudir a sus amigos empresarios, a ex funcionarios priistas y a los priistas agradecidos, a las rifas y sorteos, para apoyarse económicamente y financiar la actividad partidista.
Le aseguro que si los priistas se unen y se reorganizan y dejan de andar peleando las candidaturas, podrían ganar muchos espacios de representación popular en próximas elecciones, pero si no cambia su forma de hacer política y de dirigentes, su enfermedad será mayor y acabará en la tumba política.
La soberbia, la corrupción, la prepotencia, el abuso de poder y el olvido al pueblo, son factores que deben enterrar para siempre, pues esto fue lo que motivaron el repudio de los electores y su decisión de quitarlo del poder.
El que venga a dirigir al PRI, sea quien sea, debe tener muy claro que trabajará con muchas adversidades y demostrar su capacidad para hacer realidad el surgimiento del nuevo PRI, para lo cual necesitará deshacerse de lo nocivo y considerar los grandes errores, principalmente le desunión, la soberbia y prepotencia, si es que quieren regresar al partido tricolor al poder público.
Se observa a un PRI obsoleto, golpeado, desorientado, débil, estancado, abandonado, perezoso, desanimado, desforzado y sin ilusiones, por lo que tendrá que reaccionar, pues viene otra competencia electoral difícil y si no quieren enfrentar otra gran decepción, los priistas tendrán que trabajar mucho con auténtica lealtad, porque de lo contrario continuará su camino a su desaparición.
El Dato: Las autoridades estatales conmemoraron el 211 aniversario del natalicio de Benito Pablo Juárez García. De gran relevancia sería que todos practicáramos su ejemplo, visión y legado, así como recordar siempre la conocida frase: Entre los pueblos como entre las naciones el respeto al derecho ajeno es la paz.