Los habitantes de esos lugares se han auto-impuesto un toque de queda a partir de las seis de la tarde
Hasta el momento el gobernador de Tamaulipas, Américo Villarreal Anaya, no se ha pronunciado al respecto, ni la vocería de seguridad que comanda Jorge Cuéllar Montoya, tampoco han enviado algún boletín al respecto y cuando fue cuestionado sobre los hechos de violencia en Reynosa y prefirió huir en un elevador.
José Medina / LA RED DE ALTAMIRA
TAMAULIPAS. – En redes sociales ha trascendido en los últimos días un supuesto “toque de queda”, entre habitantes del municipio de Abasolo y Jiménez además del poblado de Allende donde se han registrado enfrentamientos entre grupos criminales.
Hasta el momento el gobernador de Tamaulipas, Américo Villarreal Anaya, no se ha pronunciado al respecto, ni la vocería de seguridad que comanda Jorge Cuéllar Montoya, tampoco han enviado algún boletín al respecto y cuando fue cuestionado sobre los hechos de violencia en Reynosa y prefirió huir en un elevador.
Dichas situaciones no son nuevas, pero habíamos dejado de verlas en mucho tiempo, pero es de resaltar el poco interés que muestra la autoridad, apegándose a la política de “abrazos y no balazos”, convirtiendo la zona rural de Tamaulipas en un “campo de guerra” entre bandas rivales.
El único dato oficial reportado es el de una persona asesinada en la zona centro de Abasolo, Tamaulipas, lo demás, las redes dan cuenta de gentes armadas que circulan entre las brechas.
Los hechos de inseguridad se han registrado en diversas redes sociales en páginas de alerta de riesgo, dónde los habitantes impotentes por la falta de intervención de las autoridades se han autoimpuesto un “toque de queda” a partir de las seis de la tarde.
Los delincuentes se exhiben a lo largo y ancho de esa región y ni la Guardia Estatal, ni el Ejército Mexicano, ni la Guardia Nacional, hacen acto de presencia para poner orden y combatir la inseguridad que han mantenido a los habitantes de esos municipios escondidos en sus domicilios, impotentes y a merced de los grupos de delincuentes que a sangre y juego rompieron con la tranquilidad de los pobladores de esas ciudades.