
Por Javier Claudio
- – . Entre el acomodo de planillas y candidatos, surge llamado al ciudadana
- – . Los actores políticos por el afán de ganar votos, embisten la democracia
- – . Analistas de la democracia revelan que en LA ha caído del 48 al 38%
Claridades. – En tanto se da el acomodo de los personajes que integrarán las planillas y los candidatos de los diferentes partidos afinan campañas para tratar de conquistar el electorado, es la ciudadanía quien debe tener la plena consciencia de hacer “su papel” de lograr un proceso limpio, pues igual estas elecciones de 2018 tiene una amplia tendencia para ser las más encarnizadas, como así lo advierte el Comité de Participación Ciudadana del Sistema Nacional Anticorrupción.
Aclarando. – Es tiempo de hacer valer nuestro derecho ciudadano, como es participar en el proceso mediante el voto acucioso y bien determinado por quienes deberán tener el total compromiso de servir a la ciudad, así también vigilar que los comicios sean claros y transparentes a la vista de con quienes se tiene el verdadero y principal compromiso, como lo es el ciudadana, Basta de adormecimientos y simulaciones, hasta la complicidad. Queremos honestidad… seamos honestos.
Clarín. – Está visto que en un afán por ganar votos, los actores políticos pueden recurrir a prácticas que no se encuadran en el marco civilizado de la democracia y tampoco en el marco legal. Es innegable –por experiencias– tienen la tentación de recurrir al llamado de la guerra sucia, al descrédito de los rivales a través de la denigración y el vituperio, al uso indiscriminado de recursos de cualquier procedencia con tal de asegurar los votos en una contienda fuertemente competida.
Claroscuro. – Están dispuestos a presiones económicas y laborales con tal de orientar el sufragio de los trabajadores en su favor y están también en la tentación de utilizar propaganda indebida el día de la votación en redes sociales. Está muy claro que el dinero se ha “impuesto” sobre la política, poniendo en riesgo un proceso electoral de una complejidad inédita que contempla la renovación de los cargos de elección. Es inminente el peligro que representa la corrupción en la contienda político-electoral.
Claro que sí. – Estamos a buen tiempo de erguirnos por el bien de nuestras futuras generaciones y evitar ese mal que no solo daña al sistema, sino que se ha incubado en sus entrañas y se confunde con él. Debemos mostrar que estamos de pie, no solo por la desgracia, sino por el afán de quietarnos de encima los yugos de la corrupción, salir ahora adelante y percibir un mejor país y una mejor ciudad. Pensemos con convicción que no hay un mañana mejor sin la participación nuestra.
Clarificando. – Existe una profunda necesidad ciudadana de respaldar con plena participación al INE para garantizar que no se utilice dinero público para coaccionar el voto. No debemos cerrar los ojos ante la magnitud del problema: mientras más local se vuelve el ámbito de fiscalización, más se dificulta su transparencia. Hay recursos a nivel estatal y municipal cuya procedencia es muy difícil de detectar. Para alcanzar estas metas es invariable que tenemos que redoblar esfuerzos, pero con la participación total.
Claro que no. – Enarbolemos bandera de unidad ciudadana. Todos los mexicanos, independientemente de nuestras inclinaciones políticas, de nuestras enemistades o desencantos políticos, tenemos la obligación de arropar esta elección del 2018. Sabemos que la tarea es muy ardua, pero tenemos que hacerlo para salvaguardar nuestra democracia, pues está en juego. Tenemos que reforzar nuestra confianza en las instituciones, pero también en nosotros mismos y esto es de resonancia nacional.
Sabía usted que. – De acuerdo a Latinobarómetro, que es un estudio de opinión pública que aplica anualmente alrededor de 19.000 entrevistas en 18 países de América Latina representando a más de 400 millones de habitantes, en el último resultado se obtuvo que el apoyo por la democracia ha caído dramáticamente en el último año en todos los países del continente, en toda la región, y particularmente en México. En un año, de 2016 a 2017, el apoyo de la democracia pasó de 48 por ciento a 38 por ciento y cuyos datos aparecen en poder del INE.