Javier Claudio / LA RED DE ALTAMIRA
NUEVO LAREDO- . Si bien el autotransporte de carga no paró del todo en la emergencia sanitaria por ser considerada actividad esencial, se enfrentaron efectos colaterales en otros rubros que afectaron la producción y trastocaron el ramo, afirmó Julián Díaz Morales, gerente de una empresa transportista adherida a la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (Canacar).
A seis meses de haber sido declarada la pandemia de coronavirus y apenas parte del país levantó algunas medidas que indican la Fase II, el cierre de año observa esta vez no de fortaleza a la economía sino de esperanza por la recuperación.
Hizo saber que en el autotransporte, que normalmente moviliza el 56 por ciento de la carga del país, de acuerdo a la encuesta Canacar, el 46 por ciento de los fletes o de las ventas cayeron con la pandemia y cayó también poco menos de 44 por ciento la productividad, además hubo una reducción de 1.1 en el en el empleo.
“Esto significa que con todo y que cayó la productividad, y habiendo una gran disponibilidad de fletes, no hubo una gran afectación en los empleos lo que significó que no hubo un gran impacto negativo en las microempresas que en el caso del autotransporte son la mayoría”, expresó.
Dijo que la Canacar observó desde abril una situación crítica para los meses siguientes. Sin embargo se tenía confianza en pronta reactivación, pero en el mes de mayo se registró más del 50 por ciento del equipo detenido por efectos de la emergencia sanitaria.
“Es claro que esto obedeció a que todas las industrias que no eran esenciales no estaban operando, pues luego a partir del mes de junio, cuando se incorporan a la actividad económica la industria automotriz, la de la construcción y la acerera, se nos dio un mejor panorama y se empieza a tener mayor movimiento pero sin llegar a la recuperación total”, asentó.