Por Roberto Olvera Pérez
Recordábamos algunos días en este mismo espacio aquella mañana del verano del 2004, cuando Óscar Luebbert Gutiérrez, participó por primera vez en una asamblea ya anunciada difícil para él, en la que se declaró vencedor en ese entonces a Eugenio Hernández Flores, como candidato del PRI a la gubernatura del Estado.
Han pasado quince años y por segunda vez el reynosense, no logra llegar a un puesto importante en este caso de la dirigencia estatal priísta, lo que confirma dos cosas: la constancia de Luebbert en la lucha dentro del partido por las causas y los principios del tricolor para bien de Tamaulipas, su vigencia y capacidad para competir en los tiempos actuales de mayor dificultad y lucha política. ¿Vendrá una tercera oportunidad? Sea lo que sea se confirma su temple y su fortaleza política, además de crecer su trayectoria y su historia dentro del PRI.
Los tiempos que vivimos son diferentes y aún más complejos, porque no se ve claro ante tantas voces apagadas y cambios de pancartas, ¿cómo es posible que haya cientos de votos para un candidato que no figuró abiertamente en la última contienda política? ¿Cómo es posible que gane un candidato que ya ha sido muy visto y permanentemente colocado en la estructura de gobierno, sin saber que haya tenido grandes resultados?, parece injusto y lamentable que la dirigencia del PRI se quede en un cuadro local sin gran trayectoria, pero eso sí, siempre en los escritorios oficiales y en la nómina gubernamental.
El apellido Guajardo, esta marcado como de los que ha perdurado sexenio tras sexenio en distintas tareas y puestos, controlando sectores y municipios, pregunto entonces ¿No será más de lo mismo?
Con estas credenciales que de acuerdo a mi experiencia no son en esta época muy populares, le queda por venir un reto muy difícil y un traje bastante grande para lucir en el ya próximo año político del 2018. Sería bueno preguntarse con qué cara y con qué voz podrá pelear posiciones cuando el no ha dejado la suya; porque de algún modo en este nuevo gobierno estatal panista de los vientos de cambio y que no dudamos llegaron para quedarse, siguió moviendo las influencias y los recursos de una delegación federal emanada de un gobierno priísta. Y yo agregó, que no será necesario incluir todo esto en la nueva declaración obligada por la ley de explicar los conflictos de intereses.
Queda por probarse si detrás de los votos, de los delegados o consejeros hubo influencias externas o incluso de apoyos de áreas de los distintos gobiernos. Ahora todo debe ser transparente, así que tarde o temprano nos vamos a dar cuenta si hubo fuego cruzado o apoyos interescuadras o intrasexenales. El tiempo lo dirá y entonces dialogaremos.
NOTAS CORTAS
1.- Por cierto, los municipios netamente rurales cerraron filas en torno al nuevo dirigente estatal priísta Sergio Guajardo Maldonado, por lo que ahí vimos las caras de Genoveva Córdova Castro de Palmillas, Lupita Rodríguez Gámez de Miquihuana, Jessica Selvera Garza de Abasolo, entre otros, por lo que vuelvo a preguntar: ¿Qué no serán estos usuarios de los programas de la SEDATU? Que conste que es pregunta nada más y hay que ser agradecidos.
2.- Para escribir estas líneas revisamos las raíces del nuevo dirigente estatal priísta Sergio Guajardo Maldonado, en donde se confirma su cuna esta en el antiguo cuarto distrito. Checo nace en la década de los años cincuenta en los tiempos que era gobernador el Dr. Norberto Treviño Zapata; de eso han pasado ya más de 50 años. Imagínese cuantos tamaulipecos han trabajado ya en alguna dependencia o en alguna campaña política con el flamante dirigente del tricolor en Tamaulipas, el voto del pasado sábado obligados estos y obligados estaban los consejeros de aquella región semiárida a votar por su paisano de la misma sierra en la que cabalgó varias veces el “cuerudo tamaulipeco”. Por supuesto nos referimos a Genoveva Córdova Castro de Palmillas, Lupita Rodríguez Gámez de Miquihuana, los priístas de pura cepa de Tula, de Bustamante y Jaumave. O sea, cuando el PRI gana, gana Tamaulipas.
Hay que agregar que no fueron los únicos que votaron por Checo Guajardo, porque puedo afirmar que muchos consejeros de Victoria, de Güemez, de Abasolo, de Villa de Casas, Cruillas, Xicoténcatl, Ocampo, Gómez Farías, Llera, Nuevo Morelos, Antiguo Morelos y del Mante, entre otros, también votaron por el nuevo líder, pues era obligado y la sangre llama.
3.- Por cierto, también fue simpático ver caras de distintos sexenios estatales en el recinto del auditorio La Salle de Victoria, en aquél grande y blanco edificio saludamos con mucho afecto a ex funcionarios de los tiempos del Ing. Américo Villarreal Guerra (+), del sexenio de Manuel Cavazos Lerma, del de Tomás Yarrington Ruvalcaba, de Eugenio Hernández Flores y también del más reciente del Ing. Egidio Torre Cantú. Échele porcentajes, mínimo 20 votos por priístas que participaron en cada uno de estos gobiernos; hagan cuentas y van a salir los números exactos en esta contienda interna del partido.