Por J Eleazar de Ávila
Lo diré un millón de veces, aunque se enojen mis pro-presidencialistas amigos; la nación está millones de años luz de ser democrática y sobre todo parlamentaria. Claro en Europa, en países como España y Dinamarca tienen muchos defectos me argumentarán.
Pero nunca tan chafas y desequilibrados como en nuestro presidencialismo clonado de los Estados Unidos. Y saben qué, hablo de memoria y de los 45 años de fraudes presidenciales, que me constan de José López Portillo a Andrés Manuel López Obrador.
En estas 4 décadas y más, los mandatarios mexicanos hemos padecido a administradores imperiales, autoritarios, todos y a menos que en sus agachonas humedades institucionales me contradigan, pero no es así.
Si lo dicho en los informes presidenciales fuera cierto, Dinamarca o Suecia serían ranchos; Nueva York, Beijing, Berlín, Londres serían viles ejidos coahuilenses.
Pero bueno, ni me hablen del remedo de parlamentarismo sonso que nos venden como Parlamento Abierto, eso que inventó el PRI y que todos conocemos como foros de consulta popular, que solamente sirven para validar lo que desde las más altas cúpulas ya se determinó a chaleco y conveniencia.
Así mis amigos en México desde 1929, desde el nacimiento de la República Post Revolucionaria, todos los mandatarios, unos más otros menos, pero sobre todo de Felipe Calderón a la fecha se han escondido en las faldas del Congreso Federal.
Es una especie de acto de cobardía conveniente para los que están en turno; porque dar la cara, eso de ninguna manera pues además, nuestra Constitución presidencialista les cobija. Que los diputados griten, que la oposición en turno se desgañite, que para eso hay suficiente “máis”.
Total, para el tema del proceso electoral del 2022, hay un asunto que nos parece indispensable para que todos le demos seguimiento. Qué tal si en una de esas la alianza del PAN del PRI y del PRD ganan espacios, donde como se dice en el argot político, “amenaza” con hacer gobierno de coalición.
Y para ello, los amigos de Sí por México, ya establecieron que esta es una posibilidad. Les preguntamos a las fuentes de los distintos partidos y nos confirman que ese es un escenarios factible, con el que se haría de manera inédita a un acuerdo para que las posiciones de gobierno se repartan.
Una cosa será el designado en unidad de partidos al candidato de cada uno de los seis estados – Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas- y una más complicada, llegar a un acuerdo donde se ponga en el papel y notariado, además de las autoridades electorales de las entidades, quien va como partido en cada una de las área.
Quién a finanzas, quién a ecología, quién a administración, quién a compras, quién a educación, quién a salud, quién para el campo. Y así sucesivamente.
Nos parece muy interesante el experimento, pero además tenemos que conocer aún los nombres de los candidatos, que la lógica es que donde gobierne el partido preponderante o tengan mayor capacidad de operación sea quien determine al personaje que encabece esta alianza.
Al tiempo…
Lo mejor de cada casa…