Carlos López Arriaga
Cd. Victoria, Tam. – Presentación formal ante los medios del nuevo dirigente tricolor en Tamaulipas SERGIO GUAJARDO. Flota la sensación de haber viajado en un túnel del tiempo a los años de gloria, el local lleno hasta el tope de reporteros, la pared de fondo tapizada de logos priístas.
Con diez meses de retardo llega el mensaje de SERGIO para perfilar la misión de su partido en la actual etapa política, la de ser “una oposición muy demandante, pero también propositiva.”
Y destacar el papel que deberán jugar los (hasta ahora mudos) legisladores federales y locales priístas para “no ser una oposición cerrada”, así como “establecer consensos” y “encabezar las causas de la sociedad.”
Lo acompañan, a su flanco izquierdo, AIDA FLORES, secretaria general del partido; al derecho EDGAR MELHEM, coordinador de la bancada priísta de Tamaulipas en San Lázaro.
También JOSÉ HERNÁNDEZ CUESTA, Secretario de Organización; la diputada local SUSANA HERNÁNDEZ, presidenta del ONMPRI; MAYRA BENAVIDES, líder regional de la Red Jóvenes Por México y LUCINO CERVANTES presidente de Procesos Internos.
De lado opuesto, ALEJANDRO ETIENNE, coordinador de la bancada priísta en el Congreso local; EFRAÍN DE LEÓN, líder de CNOP; PEPE CÁRDENAS, titular de PRIMX; RODOLFO HIGUERA, jefe de finanzas y HORACIO REYNA, presidente de la Fundación Colosio.
EN MARCHA
El ingeniero GUAJARDO definió su nueva responsabilidad como “una dirigencia itinerante”, es decir, “de recorrido y contacto directo con simpatizantes, sectores, organizaciones y comités municipales en todo el territorio tamaulipeco.”
Aunque antes (martes y miércoles) hay programadas reuniones en el Comité Ejecutivo Nacional del PRI. Va al altiplano, la sede de Insurgentes norte, hoy a cargo de ENRIQUE OCHOA REZA.
El jueves estará en Matamoros, al encuentro con la dirigencia municipal y para acudir a los informes de los legisladores locales MÓNICA GONZÁLEZ, ANTO TOVAR y JUAN CARLOS CÓRDOBA. El viernes toca Reynosa.
En aras del equilibrio, ya no son los rostros funerarios de hace un año, aunque tampoco vemos que el templete derrame optimismo. La diferencia, acaso, es un ánimo de trabajo, definido a secas, sin triunfalismo.
Se diría que el horno no está para bollos, ante un adversario albiazul que les lleva un tranco largo de ventaja en la tarea de renovar cuadros y aceitar su respectiva estructura.
Importa recordar que la elección estatal celebrada el 2 de junio de 2016 jamás fue el “choque de trenes” esperado.
El convoy panista arrolló a la mal armada maquinaria tricolor para arrebatarle no solo la jefatura del ejecutivo sino el control político del Estado.
Contraste severo, ante un priísmo que en la primera década del siglo 21 se había alzado con tres carros completos consecutivos. Voltereta radical, tránsito brusco hacia la alternancia que aún tiene pendiente una explicación clara.
CUESTA ARRIBA
El tono de realismo que ahora le imprime SERGIO a su discurso no deja lugar a dudas. Desde luego, le falta todavía un reporte minucioso del estado que guarda su partido en la entidad.
Eso que llaman recuento de daños, como el que hoy realizan las autoridades de Texas tras la devastación del huracán Harvey.
El entrante líder tendrá oportunidad de hacer el cálculo en sus recorridos por la geografía estatal, municipios y distritos.
Donde ya no verá (por cierto) el horizonte tricolor que le fue tan familiar en sus años como titular de Desarrollo Rural y desde la Liga de Comunidades Agrarias.
Ahí, donde antaño muros y bardas rebosaban en logotipos del sector campesino, obrero, popular, jóvenes, mujeres, movimiento territorial, ahora verá (como en aquella canción italiana) un decorado “nel blu dipinto di blu”. Azul pintado de azul.
De ese tamaño es su reto y el trabajo descomunal que le espera.