Por Carlos López Arriaga
Ruego al lector que lea y escoja la interpretación más cercana al siguiente apunte, relativo al estado de ánimo que hoy guardan nuestras instituciones republicanas. Mire usted…
En los primeros días de la Cuarta Transformación, los partidos Acción Nacional y Revolucionario Institucional, sus dirigentes y representantes en cámaras, sus gobernantes regionales y municipales, ojo…
(1) ¿Son víctimas de rudeza innecesaria, hostilidad reiterada y trato agresivo injustificado, por parte de una nueva mayoría de MORENA que aterriza en plan revanchista, todavía mareada por el triunfo electoral?
(2) ¿Están probando una sopa de su propio chocolate, tras largas décadas de bloquear, marginar, ningunear y perseguir a las izquierdas?
Lo interesante es que ambas observaciones no sean excluyentes. Pudieran ser complementarias, si tan solo eliminamos los signos de interrogación y unimos ambas parrafadas con una frase que convierta a la segunda en consecuencia de la primera, colocando, entre una y otra, la frase: “y por dicha razón”.
Una cosa llevó a la otra, punto. La vida es una tómbola, dice la canción, una rueda de la fortuna. O acaso más ilustrativa resulta la idea de un péndulo. A toda acción corresponde una reacción en igual magnitud y dirección, pero de sentido opuesto, diría la segunda ley de NEWTON.
Caben muchas interpretaciones a lo que está pasando ahora entre las bancadas de MORENA, arriba y abajo, diputados y senadores.
La hostilidad anti-PRIAN, ¿Es ánimo general o asunto de unos cuantos radicales, de alma atormentada y lengua filosa, como GERARDO FERNÁNDEZ NOROÑA, por citar el más actual?
PRENDIENDO LUMBRE
Porque, oiga usted, no había siquiera empezado las actividades dentro del legislativo nacional, cuando ya el colimense MARIO DELGADO incendiaba la tribuna para reclamarle al PRI su magra herencia de criminalidad y corrupción. Le tupió con todo a doña CLAUDIA RUIZ MASSIEU.
Ello fue durante la etapa de posicionamientos previa a la entrega oficial del informe, el sábado pasado.
Se recordará que, de finales de FOX para acá, el documento se entrega (impreso primero, luego digitalizado) a través de un representante en San Lázaro.
El discurso, en cambio, el mensaje político, se genera desde un lugar aparte, hora distinta y hasta día diferente, en aras de evitar interrupciones, interpelaciones, griterío, alboroto, bullicio, escándalo. Dicho en forma más escueta, por razones de seguridad.
Orden y caos, hay una separación de tiempo y espacio para acomodar cada cosa, cada etapa de este “reality show” denominado informe.
Se concede al palacio de San Lázaro la libertad natural para despotricar, zarandear al partido gobernante, pisotear el guión preestablecido (si es que lo hubiera) y posar para la historia en la era de las comunicaciones instantáneas: la foto, el audio y el video desde el celular.
Sin embargo, las calabazas se fueron acomodando de manera natural a partir de VICENTE FOX, para que un segundo escenario apareciera en auxilio. Llámese Auditorio Nacional de Chapultepec o el mismísimo Palacio Nacional.
Ese lugar tranquilo donde la entrada está restringida (lo sabe, entre otros, NOROÑA), las reglas de etiqueta son otras y el guión del evento se sigue al pie de la letra. Hay poco lugar para la improvisación y margen prácticamente nulo para los actores espontáneos que abundan en Palacio Legislativo.
Hay un tiempo para que las instituciones contengan la respiración y otro para soltar su bocanada de aire, al ritmo musical de sus preferencias.
TREMENDISMO INÚTIL
Si la izquierda más infantil dentro de MORENA no desea entenderlo, se estará aparejando a los protestantes de afuera, los irreductibles.
Los chicos y chicas de la CNTE que desde la campaña se deslindaron claramente de AMLO y (en consecuencia) hoy se sienten en libertad de impugnar el cambio de mandos, a mentadas de madre, desde la barda perimetral.
Aunque uno esperaría de quienes están adentro una mayor congruencia porque lo que digan y hagan (desde halagar a KIM JONG UN o aplaudir a NICOLÁS MADURO) ofrece argumentos perfectos a los adversarios de AMLO.
No se ve tampoco mucha mesura entre estos grupos cuando observamos que, desde la plaza del Zócalo, le gritan “traidores” a MARTI BATRES y PORFIRIO MUÑOZ LEDO.
Les molesta que no le exijan a PEÑA presentarse personalmente a entregar su sexto informe, que lo haya dispuesto a través de un representante, en este caso, el titular de SEGOB.
Les incomoda que los nuevos líderes camerales de MORENA asistan a Palacio Nacional para el postrer acto público de un mandatario saliente que tiene el mérito de haber permitido (como ningún otro) una alternancia hacia la izquierda.
Gestos diplomáticos, de mera cortesía, que en nada modifican el proyecto de nación que deberá encabezar LÓPEZ OBRADOR, a partir de diciembre.
En fondo y forma, la divergencia existe y hace necesario un llamado a la disciplina, en aras de la institucionalidad. No debe haber demora en ello.