
Por Mario Vargas Suárez
Abrimos las reflexiones de esta semana con un tema que pudiera tornarse polémico no solo entre ciudadanos, sino hasta con autoridades de la educación en el país y desde luego, de Tamaulipas, sin dejar a un lado a los empresarios de la educación.
El calendario escolar es buen tema y podemos referirnos a él como el período de tiempo que a los escolares se les estima necesario para acreditar un curso o grado, ya de la educación básica, media o superior.
La educación básica que regula el Estado Mexicano por ley, los niveles de preescolar, primaria y secundaria –en su caso el bachillerato- corresponde a la Secretaría de Educación Pública (SEP) determinar fechas específicas como el inicio, clausura, preinscripciones, días festivos, suspensiones, exámenes y hasta vacaciones.
La obligatoriedad es para todas las escuelas públicas y privadas; el horario pareciera más relajado, según el nivel y las características de la escuela, porque la secundaria inicia a las siete, la primaria a las ocho; y preescolar a las nueve.
La salida varía también en los tres niveles señalados arriba. Incluso si es una escuela regular o de tiempo completo, porque éstas últimas su salida es hasta las cuatro de la tarde, incluyendo jardines de niños.
Para el Calendario Escolar a punto de concluir, (2016-2017) la SEP determinó dos tipos , uno para las escuelas que laborarán 185 días y las que llegarán a los 200 días. Aunque la dependencia federal, que dirige Aurelio Nuño Mayer, al iniciar junio dio a conocer ¡Tres! calendarios con el que trabajarán las escuelas del Sistema Educativo Nacional: 185, 195 y 200.
En otros comentarios he señalado algunas observaciones que valdría la pena retomar, pero por razones del espacio, lo omito.
Me enfoco a la irregularidad del calendario escolar que está a punto de concluir, al ver a padres de familia desorientados por una pésima incomunicación o quizá la falta de claridad en el recorte del fin de curso, que finalmente ¿fue de 185 días? porque de 200 no.
Lo anterior tiene su sustento porque hasta la mesa de redacción de este espacio, llegan notificaciones de algunas escuelas privadas, donde avisan a los padres de familia sobre las actividades de esta última semana de clases regulares para este ciclo escolar. Es decir, algunos colegios trabajarán solo hasta el viernes 16 de junio inclusive.
En otros tiempos -hace 30-40 años- muchas boletas de evaluaciones, inclusive certificados de preescolar, primaria y/o secundaria, tenían como fecha el 30 de junio. Las escuelas de entonces se quedaban vacías de alumnos, desde mediados de mes -como ahora- porque los profesores ocupaban el tiempo laborable en el registro y entrega de calificaciones a la dirección, a la inspección, al sector y a la dirección de estadística y escolares para los archivos de la misma secretaría.
La reforma educativa del escritorio dice que son dos calendarios que se aplican en este 2016-2017, pero la realidad es muy diferente, puesto que las escuelas privadas siguen estableciendo sus propias normas.
Usted puede encontrar en la capital de Tamaulipas y en el estado, colegios cuyos estudiantes de educación primaria entran a las 7:30 hrs., con salida a las 14:00 hrs; treinta minutos de receso o descanso y el viernes último de cada mes, los niños no van al colegio porque sus maestros entran a Reuniones de Consejo Técnico.
¿Qué autoridad educativa y con qué criterio aceptó la modificación de los horarios y por lo tanto del calendario escolar?
Se entiende que los empresarios de la educación tamaulipeca, con estas acciones omiten pagar salarios del mes de julio y la primera quincena de agosto. Entendiendo que pudieran pagar la segunda quincena de junio. En caso contrario, son dos meses que los propietarios de los planteles adicionan limpiamente a sus ganancias netas por la educación.
Mientras, ¿qué hacen los padres de familia con esos niños que el colegio ha cerrado sus puertas por el fin de ciclo anticipado?