Por Mario Vargas Suárez
La política mexicana, vista desde la óptica partidista, está señalando al fundado por el protagonista principal de El Maximato, el sonorense Plutarco Elías Calles, que se perciben muy malos tiempos en el ambiente del tricolor.
La falta de liderazgo en la clase gobernante del país, más otros temas muy relacionados a la honorabilidad de los políticos caídos en delincuentes o de los delincuentes desempeñándose como políticos, han sido temas muy significativos para el revolucionario institucional en el contexto nacional.
Los constantes tropiezos del ejecutivo federal, aunados a la política antimexicana del país vecino y promovida por el neoyorquino Donald Trump, han terminado por minar la confianza de la ciudadanía nacional en la persona del señor de Atlacomulco.
La imagen presidencial es tan negativa que muchos suponemos que su influencia en la elección estatal de EDOMEX para gobernador, pone en peligro la candidatura de su primo Alfredo del Mazo.
Analistas de la información política nacional han asegurado que ganar la elección del EDOMEX, es significativa para el triunfo de la presidencia de la república. Sin embargo hay dudas.
Los números fríos están presentes. En 1999 cuando el otro de Atlacomulco, Arturo Montiel Rojas -tío de Enrique Peña Nieto-. Es decir el PRI ganó la gubernatura de EDOMEX, aunque la presidencia del país fue para el PAN, con el guanajuatense Vicente Fox Quezada, El Señor de las Botas de Charol.
El otro dato significativo, en el año 2005 la elección de gobernador del EDOMEX también la logró otro de Atlacomulco, el sobrino del que se iba, Enriquito Peña Nieto, mientras que en la elección del año dos mil, otra vez el PAN -con mayor esfuerzo- se quedó como huésped de Los Pinos, con Felipe Calderón Hinojosa.
En el territorio querido, Tamaulipas, pareciera que las cosas siguen pintando mal para el PRI, puesto que no bastó con la pérdida de las oficinas centrales del gobierno local con Baltazar Hinojosa Ochoa como candidato, sino que la mayoría de curules y Alcaldías de esta entidad norteña fueron para los Panistas de Ricardo Anaya.
Inicialmente salieron cuatro militantes del PRI-TAMAULIPAS, clasificados ‘sin importancia’. Hubo voces que los tildaron hasta oportunistas.
La salida que más conmocionó a la clase política del tricolor en Tamaulipas, sin duda fue la del tampiqueño, avecindado en Victoria, Felipe Garza Narváez.
Los comentarios a favor y en contra de la renuncia partidista de Garza Narváez fueron significativos, ya que el odontólogo, hijo de la Autónoma de Tamaulipas, se fue del tricolor después de haber sido, incluso, su presidente estatal.
Pero Felipe Garza se fue muy a tiempo del PRI. Sobre todo porque su análisis del futuro del partido por el que militó por más de tres décadas, le lleva a la conclusión de que no tiene futuro prometedor, por lo menos en la próxima década.
Para el odontólogo de profesión y político de ocupación, los números relacionados con su edad cronológica le impiden vislumbrar oportunidades de mando que el PRI tuvo en Tamaulipas.
Luego más, la prensa tamaulipeca ayer difundió la noticia de que el Pleno de la Comisión Nacional de Justicia Partidaria del PRI, declaró improcedente el juicio interpuesto por el tamaulipeco, Enrique Cárdenas del Avellano, en contra de la dirigente estatal, Aída Zulema Flores, por no emitir la convocatoria para elegir presidente.
El victorense Cárdenas del Avellano,en su afán por darle dirección a su partido, ha intentadoconvocar a la elecciónde un nuevo Comité Ejecutivo, pero sus esfuerzos han sido vanos.
¿RIP para el PRI?