Por Norberto Lacarriere
¡Suben!
La carnicería audiovisual es diaria en este país y de lo virtual pronto pasa al plano personal de tan viscerales que son los ataques a través de las redes (anti) sociales.
(Son esas que “hoy alejan a los cercanos y todo el tiempo acercan a los lejanos”, como alguien bien apuntó).
Son pocos los que quieren evitar todo esto, pero no es suficiente.
La autorregulación es un aspecto prácticamente inexistente y desconocido.
Amparado en el precepto de la “libertad de expresión”, ha surgido un sector de fanáticos rencorosos que a veces analiza pero frecuentemente opina, cuestiona y critica.
En esa dinámica ofende, acosa, se burla, pelea y rompe años de amistad o parentela
Todo lo hacen por defender una causa que creen suya y la consideran justa y correcta en el ACTUAL PROCESO ELECTORAL en México.
Su argumento para la protesta es un catálogo de fallas gubernamentales en temas de corrupción, inseguridad e inequidad.
Tales reclamos son ciertos, pero no falta quien de un lado o de otro manipule los datos.
El problema es que, entre el hartazgo social de unos y/o la ignorancia de otros , esa información solo crea confusión a favor de unos cuantos beneficiarios : LOS VIVIDORES DEL CAOS.
Partamos de un punto que me parece básico e imprescindible: Todo derecho de decir lo que se quiera tiene un tope y se mide en base al respeto.
Sin embargo, para que esto ocurra se requiere de otro ingrediente llamado TOLERANCIA y muy pocos lo portan en su criterio.
De por sí la naturaleza virtual de los medios de comunicación alternativos da valor testicular o moral (muy relativo, por cierto) a quien no se atrevería a decir algo de frente.
Ahora los conflictos son demasiados, con niveles de agresividad que pudieran desbordarse por tanta IRA y SOBERBIA que inundan las cuentas de Facebook y Twitter de los usuarios.
Ante ello NO VEO a ningún candidato llamando a la cordura, pidiendo sosiego…
Creo que nadie DE LOS DE ABAJO se está dando cuenta del fenómeno socio político que se vive.
Si acaso reparan en él, a la menor provocación vuelven a caer en las interminables y desgastantes diatribas.
¿Se imaginará siquiera alguien que gane quien gane, todos llegaremos divididos y eso es un activo a favor de casi todos los políticos?
¿A poco usted cree que a todos los políticos les conviene un pueblo unido y preparado?
¿Saben que los políticos al final negocian, porque sus intereses son entendidos y terminan pactando para que nadie de ellos o su círculo íntimo sea encarcelando y menos perseguido?
¿Alguien pensó que se llegaría a estos niveles de apasionamiento ofensivo, debido a que desde hace años ciertos personajes sembraron el odio pero en esta sociedad millones lo cosechan a diario?
¿Cuántas familias enfrentadas, cuántos amigos menos por día, cuántos malos ratos, cuanta energía desperdiciada?
En el mejor de los casos hay quienes optan por no estarse peleando y menos aguantando intransigencias de personas que vierten lo peor de ellas en sus comentarios.
Otras se enfrascan en luchas estériles y vuelvo a uno de los puntos iniciales: Todo por creer que se tiene la razón, aunque al final se termine perdiéndola.
A decir verdad, antes las luchas eran por ideales. Luego fueron por un corte de cabello (¿Se acuerdan de los EMOS?) y hoy son por la defensa de ídolos de barro y causas cuyo fondo es mera ambición.
COLOFÓN
Si de algo sirve, recuérdese: Contestarle a un necio a usted le vuelve terco. Así que, ¿Qué prefiere? ¿Tener la razón o tener paz?
Así como el sol no se tapa con un dedo, hoy el mundo tampoco mejora con un “post”.
Por su atención, gracias. Por hoy, ¡Bajan!
